POR J. ESTÉVEZ ARISTY / Las ventajas de Luis Abinader: superar los estragos de la pandemia

POR J. ESTÉVEZ ARISTY 

   Superar los estragos de una pandemia, no fue siempre tarea fácil. A Luis Abinader Corona, actual presidente de la República Dominicana, le tocó gobernar en medio de la tempestad del Covid 19 y lidiar con una economía de comercios y medios de producción en capa caída, ante una población asustada por los contagios y un obituario de muertos alimentado día a día por la gran pandemia del siglo XXI.

   Luis Abinader pudo torear la economía nacional y salió airoso de tan dramática situación, y en un abrir y cerrar de ojos el país volvió a levantarse de las cenizas financieras, restableciendo su poder productivo y colocando al turismo en las mejores posiciones post muertes y contagios.

   La inflación, resultado de la peste pulmonar y agravada con las secuelas de la guerra rusucraniana, empieza a desplomarse en un país con abundancia de todo y de fuerzas productivas ya activadas. Las medidas económicas adoptada por el Gobierno, han sido sabias, justas y oportunas.

    Los mercados populares y ventas de productos a bajo precio de manera casi puntual, han aliviado la situación de millares de familias dominicanas, las que han estirado el peso y llenado neveras, mesas y loceros familiares de productos de consumo básico.

    De cara al proceso electoral del 2024, donde analistas enjundiosos pronostican que Luis Abinader es la mejor carta de triunfo del PRM, pese a que este no habla aún de respotulación, factores positivos colocan en ventaja al hijo de Don Rafael Abinader, de cara a los previsibles candidatos presidenciales del PLD y de la Fuerza del pueblo.

  Uno de estos factores es que Luis Abinader respeta el dinero del erario público, maneja con pulcritud y austeridad los fondos populares, destruyendo sin titubear a los pocos funcionarios que se han pasado de la raya moral trazada por su gobierno.

    Abinader ha dejado que una Procuraduría y Fiscalía sin su influencia, actúen con libertad confrontado la corrupción pasada de la manera más eficaz y previsible.

   Los otros candidatos presidenciales opositores, irán al escenario electoral del 2024 con la ropa manchada por el lastre de la corrupción de los suyos, mientras Luis Abinader volverá a concitar el interés del pueblo hacia un proyecto de gobierno de manos limpia y de bolsillos no contaminados.

    La moralidad y la inmoralidad se enfrentarán cara a cara en el 2024 ante a un electorado satisfecho de que muchos pillos encumbrados han ido a parar a la cárcel con su fortuna confiscada y, por ahora, congelada.

   Las palabras «ladrón y ladronazos» estarán de moda en la campaña presidencial del 2024, versus la palabra inflación endilgada a Luis, la que ya para la contienda electoral del 2024 habrá mermado hasta límites tolerables y de poco impacto popular en las masas desposeídas.

    Los «gatúmenos» de los 20 años de gobierno morado, incluyendo los de Fernández y su primera dama, saldrán a escena merodeados de gatos viejos.

    La oposición tiene poco qué ofrecer, ante un electorado astuto que conoce al cojo sentado y al tuerto durmiendo.

   Ese «Te conozco bacalao, aunque venga disfrazado”, debilitará las opciones de poder de los morados y de los verdes leonelistas hasta los estadios de su descenso electoral de senegalés bochornosos.

   Si a esto se le suma el aumento del gobierno actual de la cobertura de salud a través del Senasa, la entrega de títulos de propiedad a millares de familias dominicanas, así como la entrega justa de apartamentos a gente necesitada como se hizo con el escritor no vidente Mario Julio Cedano, las elecciones del 2024 serán pan comido para el partido de gobierno.

   Los partidos minoritarios ya empiezan a fraguar alianzas con el partido de gobierno y abandonan a su otrora enlazador político.

   Luis Abinader tiene mucho qué exhibir y ofrecer, ante un Leonel Fernández y una Margarita Cedeño o un Abel Martínez, graduados de ineficacia en el ejercicio público nacional o, en el caso de Martínez, de praxis  municipal.

   Este último, tiene varios arqueos oficiales a sus finanzas municipales que no lo dejan bien parado. La hora de desnudarlo, casi llega.

   El electorado del 2024 tomará muy en cuenta quiénes andan y defienden a los candidatos opositores. La corrupción minará a las palabras bonitas y en un bing bang estremecedor se van a separar el piogán político de las palomas inmaculadas.

   Y el «Dime con quién andas y te diré quién eres», definirá la ruta electoral que tomará un pueblo desgobernado por muchos años por pandillas alibabianas que se llevaron en las uñas dineros destinados para educación, marcados para la salud popular y hasta para la alimentación de un pueblo hasta ayer incauto, seducido por promesas electorales moradas incumplidas y utópicas provenientes de la misma tienda de pacas políticas de bajo valor moral.

   La suerte está echada, «el pleito casao» y el lastre corruptivo sellado en la frente de dos candidatos presidenciales opositores como el sello de una bestia con uñas muy largas y escrúpulos muy cortos».

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