POR ALDO JAVIER CABAÑA*

La Agenda 2030 -y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS)- conforman una iniciativa global que los Estados miembros de la Organización de las Naciones Unidas adoptaron oficialmente allá por septiembre 2015. Constan de 17 Objetivos y 169 metas; se iniciaron en enero de 2016, concluyen en 2030 y conjugan las tres dimensiones del desarrollo sostenible: la económica, la social y la ambiental.

Los gobiernos locales, por su liderazgo, deben ser el motor que impulse el logro de los ODS ya que las ciudades son espacios estratégicos para alcanzar el desarrollo sostenible que mejore la calidad de vida de los ciudadanos.

Es necesario, entonces, que los municipios planifiquen la gestión generando intervención pública que tenga impacto directo sobre la ciudad convirtiéndose, así, en actores principales frente al desafío de alcanzar los objetivos y metas propuestas para el año 2030.

Por su cercanía a los ciudadanos, por su vinculación directa con las necesidades de la población, los municipios se erigen como la primera línea de fuego para afrontar estos desafíos; y es a nivel local donde se desarrollan las políticas necesarias para enfrentar dificultades tales como la reducción de la pobreza y el desarrollo sostenible.

Entonces desde los gobiernos locales se debe animar y facilitar la cooperación entre los organismos públicos, el sector privado y la sociedad civil de las comunidades a los fines de poder alcanzar esas metas y objetivos. Para ello se debe tener presente que, al planificar, hay que considerar aspectos amplios e integrales del territorio que definan un espacio de interacción donde confluyan políticas ambientales, económicos, sociales e institucionales, que constituyan en espacio donde armonizar las necesidades y las expectativas tanto individuales como colectivas de la población y que considere  la pluralidad del territorio en términos de escala como en diversidad cultural, étnica y política.

Entre los desafíos de la gestión de su territorio, el municipio tendrá que planificar sus acciones elaborando e implementando políticas urbanas que apunten a ciudades sostenibles, inclusivas, culturalmente diversas y participativas, en las que se promueva un crecimiento ordenado, distribuyendo los costos y beneficios del desarrollo urbano de manera equitativa, y aplicando políticas integrales de hábitat y de planificación urbana.

Incorporar los ODS como herramienta de planificación y gestión a los gobiernos locales les permitirá ejecutar políticas integrales, trabajar en forma transversal entre las distintas áreas de gobierno, promover la incorporación de enfoque de género, generar acciones que tengan alcance local respecto al tema ambiental, tener una mirada plural de las distintas dificultades que se plantean, focalizar en la población las situaciones de  vulnerabilidad a fin de contribuir a la equidad, revalorizar los mecanismos de participación ciudadana, fijar acciones para alcanzar metas en tiempos determinados.

También es cierto que es de suma necesidad que el Ayuntamiento, que el municipio cuente con información necesaria y actual sobre el territorio y su población a fin de poder elaborar un diagnostico eficaz de las necesidades y poder diseñar políticas para el abordaje de los mismos.

Si planificamos un trabajo desde el gobierno local que englobe los principios fundamentales de la Agenda 2023 y diseñamos una gestión con metas y objetivos realizables, los mismos dejaran de ser una mera aspiración y se convertirán, con seguridad, en objetivos realizables. Este es el camino para dar solución a la pobreza, a las desigualdades, proporcionar servicios, educación, sanidad, protección de los ecosistemas y garantizar los derechos humanos.

* Aldo Javier Cabaña, de nacionalidad argentina: magister en administración, derecho y económica de los servicios.