A 20 AÑOS DE LA MUERTE DE DIANA DE GALES, SUCESO QUE CAMBIÓ LA MONARQUÍA BRITÁNICA

A 20 AÑOS DE LA MUERTE DE DIANA

El domingo 31 de agosto de 1997 era un día como otro cualquiera, pero Diana de Gales y su pareja, Dodi al Fayed,  sufrieron un aparatoso accidente a las 00.23 de la madrugada del 31 en el túnel Place de l’Alma de París, en la margen derecha del Sena. De los cuatro ocupantes del coche sólo sobreviviría el guardaespaldas Trevor Rees-Jones, que viajaba de copiloto en la parte delantera del Mercedes S280. Este se estrelló a unos 105 kilómetros por hora contra el decimotercer pilar del túnel, perseguido momentos antes por un enjambre de paparazzi a los que su hijo Guillermo llamó posteriormente “jauría de perros”. La autopsia reveló semanas después que el conductor, Henri Paul, tenía elevados índices de alcohol en sangre.

La noticia provocó una gran conmoción en el mundo. 

Cada día, cientos de personas se detienen ante la “llama de la libertad” en París. La réplica exacta de la antorcha de la Estatua de la Libertad en Nueva York, situada sobre el puente del Alma donde la madrugada del 31 de agosto de 1997 perdió la vida Lady Di, se ha convertido en un memorial a la “princesa del pueblo” que, con su muerte temprana, inmortalizó su estatus como icono mundial.

En vísperas del 20 aniversario del fallecimiento de Diana de Gales, sobre este reconvertido símbolo romántico, que mira desde la orilla derecha del Sena a la torre Eiffel y que está rodeado de miles de candados que parejas de enamorados insisten en dejar en París como símbolo de un amor inquebrantable, se han multiplicado también los ramos de flores, las fotos de la princesa y los mensajes en recuerdo de alguien “inolvidable” y ligado ya, para siempre, a la ciudad del amor.

Y eso que su paso por París iba a ser solo una fugaz visita antes de reunirse con sus hijos, tras un verano reinando desde las portadas de las revistas del corazón. Pero esa escala acabaría siendo el último viaje de Lady Di, que halló la muerte huyendo, como había hecho una y otra vez los últimos años de su vida, de los paparazi.

El acoso de los fotógrafos, “esa jauría de perros que la siguió, la persiguió, la acosó, la llamó, la escupió y trató de obtener una reacción airada para conseguir un fotografía”, como los describió su hijo Guillermo, habían sido también la causa de que Lady Di aterrizara en París en vez de finalizar sus vacaciones en Cerdeña con su pareja, el millonario Dodi al Fayed. Fueron también esos fotógrafos, que siguieron disparando sus cámaras incluso después del fatal accidente de la princesa, lo último, probablemente, que vio Diana antes de perder la conciencia y morir en el hospital parisino de Pitié-Salpêtrière. Todos los esfuerzos fueron inútiles para detener la hemorragia interna que había sufrido cuando el coche con el que trataba de huir de la “jauría” de paparazis se estrelló, alrededor de las 0.20 de la noche, contra el pilar número 13 del túnel del Puente del Alma.

El coche accidentado en donde viajaba Lady Di y Dodi Al Fayed, el día de su muerte en París.
El coche accidentado en donde viajaba Lady Di y Dodi Al Fayed, el día de su muerte en París. AFP

Solo unas horas antes, a las 15.20, Lady Di había llegado a París en un avión privado de los Al Fayed, dueños de los lujosos almacenes londinenses Harrods.

Antes de instalarse en el hotel Ritz, otra propiedad de los Al Fayed, Dodi llevó a su novia y, según algunos medios, ya prometida, a visitar la antigua mansión de los duques de Windsor en el Bois de Boulogne, en manos también de la millonaria familia de origen egipcio. Los paparazi ya los esperaban en el Ritz, por lo que la pareja tuvo que entrar al hotel por una puerta trasera. No sería la última vez en esa fatal jornada que su intento de evitar a los fotógrafos se vería frustrado. La presión de los paparazi hizo también que renunciaran a cenar en el bistrot Chez Benoit y lo hicieran en el hotel, adonde regresaron tras una breve visita al apartamento de Dodi al Fayed, cerca del Arco del Triunfo. Ese era el lugar donde querían pasar la noche, pero para ello debían burlar una vez más a los paparazis. En ese momento se tramó la maniobra de despiste que acabaría teniendo el trágico final.

Mientras dos vehículos simulaban partir con la pareja desde el hotel, Diana y Dodi salían una vez más por la puerta trasera y se metieron en un tercer coche. Al volante iba Henri Paul, empleado del Ritz. No consiguieron engañar a los paparazis, que rápidamente emprendieron la persecución del vehículo que, en sus intentos por perderlos de vista, acabó estrellándose en el túnel. Para cuando llegaron los servicios de emergencias, unos minutos después que los fotógrafos, que seguían lanzando sus flashes, tanto Dodi al Fayed como Henri Paul, que luego se sabría tenía un elevado nivel de alcohol en la sangre, estaban muertos. Lady Di agonizaba atrapada en el vehículo, del que tardaron una hora en sacarla para llevarla al hospital. Solo el guardaespaldas de Diana, Trevor Rees-Jones sobreviviría.

El policía Daniel Bourdon estaba de guardia cuando lo llamaron a custodiar el hospital Salpêtrière tras la llegada de Diana. “Nunca pensé que fuera a morir. Fue cuando vi la cara de derrota de los médicos que comprendí que estaba perdida”, relató Bourdon, encargado de vigilar la habitación donde estaba la princesa. Lady Di fue declarada muerta a las 4.05 de la madrugada. El ministro francés del Interior, Jean-Pierre Chevènement, fue el encargado de transmitir la noticia. La leyenda había nacido.

 

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FUENTE: EL PAIS DE ESPAÑA

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