J. ESTÉVEZ ARISTY / Del método Bukele contra la Mara Salvatrucha al Banco de los pobres

J. Estévez Aristy

    La delincuencia salvadoreña se incrementó a límites preocupantes en marzo del 2022.  La respuesta del presidente de El Salvador, Nayib Bukele, ha sido el implemento de un estado de excepción que ha llevado a la cárcel a millares de pandilleros.

    Al parecer, esta política de mano dura contra la delincuencia ha sido recrudecida por el mandatario dominicano Luis Abinader tras la ejecución de la Policía Nacional de cuatro de los integrantes de la banda Los menores, hecho ocurrido a finales del mes de mayo del 2022.

Mara Salvatrucha, o MS13, es una de las pandillas callejeras más famosas y temibles del continente Americano. Con inicios que se remontan a la década de los 80 en Los Ángeles (Estados Unidos), sus tentáculos hoy llegan a El Salvador, Honduras y Guatemala.

    Cabe acotar que la Policía Nacional confirmó que cuatro jóvenes pertenecientes a la susodicha banda fueron abatidos a balazos por miembros de esta institución en el barrio La Ciénaga, de la ciudad capital, presumiblemente en un intercambio de disparos.

   Acto seguido, el presidente Luis Abinader expresó en su visita a la ciudad de Santiago que su gobierno no es cómplice con el narcotráfico y que por enfrentarlo se han generado reacciones, agregando que del 2004 al 2020 se incautaron en el país 60 toneladas de droga, y en 20 meses,  «nosotros hemos incautado esa misma cantidad, provocando una situación», y asegurando que los hechos de violencia de los últimos días son coletazos por los golpes que su gobierno ha dado al narcotráfico.

En El Salvador, principal país de Centroamérica donde la MS13 tiene poder, estos pactos han sido parte de las “respuestas desesperadas” de muchos gobiernos para detener la expansión de la pandilla. La otra han sido las políticas de “mano dura” que no han sido efectivas para disminuir la actividad criminal de la mara.

   A esta causa, empero, se suma el nivel de inflación que azota al país por razones internacionales inoculadas, lo que, según los entendidos en la materia, es directamente proporcional al auge de la delincuencia.

   El método Bukele para enfrentar la delincuencia ha sido una de las causales que ha colocado al presidente cibernético salvadoreño en el primer lugar de los mejores valorados en América Latina. Luis Abinader se halla, por demás, también en los primeros puestos de valoración,  pero debajo de Bukele.

   Si nuestro presidente Luis Abinader toma medidas más puntuales en contra de la inflación, no solo mejoraría su puntaje frente al presidente Bukele, sino que reduciría la delincuencia hasta convertirla en ineficaz. Entonces su reelección presidencial para el 2024 quedaría garantizada, ya que su gran adversario político no es la Fuerza del Pueblo ni el PLD, sino la inflación generadora, en un aspecto del problema, del auge de la delincuencia.

   El presidente Luis Abinader, en consultas populares provinciales, debe darle participación al pueblo para que exprese sus soluciones al problema inflacionario, al narcotráfico y al incremento de la delincuencia calibrado por estas dos causas.

  Una medida loable es implementar en el país, con capital propio, privado o mixto, el Banco de los pobres.

  Por más de 40 años, el premio Nobel de la paz Muhammad Yunus, ha librado una campaña para terminar con la pobreza a través de la entrega de microcréditos a las familias más vulnerables, democratizando un crédito que estaba concentrado en, por y para los ricos.

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