Por J. Estévez Aristy

   Según contempla la invitación, será el sábado 19 de marzo, justo a las diez de la mañana, bajo lluvia o bajo sol, con o sin la existencia de los príncipes congresuales.

   Organiza el evento, pues, el taller literario Escalera de Papel, con Joel Rivera y Jonás y Penélope Rodríguez a la cabeza, junto al unido corazón de las resplandecientes palabras.

    Mateo Morrison, Denis Mota Mota y Luisemil Paniagua, vienen de la ciudad capital a converger con la voz poética de los guijarros y de las serranías.

   El concierto es en homenaje a la propia poesía, y desde San Rafael del Yuma viene con su reciente libro Entre las páginas del tiempo, el bardo Quintino Espinal.

    De Salvaleón de Higüey levantará vuelo una joven promesa de la poesía con un libro recién salido del horno tierno de las palabras: la señorita Nicole Mateo Rodríguez.

    Edwin Araché estará de primera ronda, con dos libros de poesía que acaba de publicar, uno en La Romana y otro en el ombligo de Madrid.

     José López Larache, en una resurrección memorable, extraerá del batey del olvido al viejo Alcimé, restaurará su recuerdo entre bueyes y carretas, y de soslayo reivindicará un poema para el olvido.

    Juan Hernández volverá a ser La musa para un suicida, pero quitándole el lazo del cuello a metáforas irreprochables para que vuelen hacia todos los meridianos llenas de claridad y de vida.

    ¿Y qué decir de Flérida, Radhamés, González, Lindo, Jonás, Bileysy, Ariza, Román Félix, Español, Joel y Penélope?

    Nada. Sus poesías nacieron para fecundar la tierra y el tiempo, y es precisamente la tierra y el tiempo quienes hablarán de la grandeza de su legado y de la estirpe de sus reinos y de la fecundación de sus resplandores. Nadie podrá emitir un juicio sobre lo que es y hoy nos ilumina, sonroja y nos sorprende. Son poesías que, se bastan e imponen por sí sola, sin necesidad de críticos ni de elogios.

    Allí reclamará el padre de la poesía oriental, Don Alfonso Trinidad, el poeta de las imágenes del alma, capaz de oír el susurro de un rayo, ver el secreto lunar de una sombra y escuchar el sonido inaudito de las piedras mudas y de los silenciosos muros.

    La fiesta de la poesía ya está tramada y armada.  Los conspiradores inofensivos no vamos a tumbar a ningún dictador ni a provocar ninguna revuelta. De paso, protestaremos por la guerra entre Rusia y Ucrania, porque nuestra patria universal es la paz y no la muerte.