POR J. ESTÉVEZ ARISTY / Quintino Espinal: un gran poeta atrapado «Entre las páginas del tiempo»
Por J. Estévez Aristy
Por fin el poeta y educador yumero Quintino Espinal publica su tan cacareado libro de poesías.
Esta vez lo hizo bajo el título de Entre las páginas del tiempo.
La poesía es la voz sonora de los años. El poeta es, en sí, un instrumento musical, el poema un pentagrama muy especial, pero la mujer es la música de nuestras almas.
Pese a ello, la poesía de Quintino se erige desde el intestino terreno de la nostalgia, pero trascendiendo más allá del terreno amoroso, para cultivar versos ecológicos memorables y evocativos de aquella etapa de las filas indias, la caza con tirapiedras, la pesca de tilapias con pequeños anzuelos en el agonizante río yuma y ese mundo doméstico, casi aplastado por la modernidad, hecho de almidón de yuca, arepas de borra y concón con habichuelas rojas y salsa de carne de pollo, por arriba.
Quintino Espinal se erige con este libro como un poeta ecológico memorioso y memorable atormentado bajo un techo melancólico apoderado por la gravilla de la indiferencia.
Y nos enseña este poeta del verso sencillo, pero puntual, matinal y digerible, que todas las tesis que plantean la inutilidad del poema, tienen en los continentes poéticos de este libro, una exhalación literaria legítima para considerarlas falsas.
La poesía de Quintino brilla como una estrella sola, única y original. A nadie imita y a todo deslumbra.
Desde el Yuma de nuestros primeros amores, sabrosos dulces de jalea, cocadas y hayacas, lugar memorable donde niñas de escuelas primarias nos enseñaron a mal besar, el poeta Espinal le dice al mundo que la palabra metafórica sirve para tanto.
Tal vez estos poemas no salven el ambiente precario de Yuma, tal vez el río amado siga siendo la letrina de Higüey, tal vez jamás vuelvan las mariposas de San Juan, los tirijalas, la hojita verde y el piquitihinque, pero el bardo yumero cumple su rol de denunciar el crimen ecológico y la nostalgia de aquella época en que descalzos y en pantaloncitos cortos éramos adolescentes o jóvenes morales, de mucho respeto a los mayores y desconocedores de las sustancias alucinógenas y de las basuras de este azar.
Tal vez por este libro Yuma se ponga en pié y defienda hasta la muerte el rescate de su preciado río.
El Quintino poeta de ayer y de hoy, fue dirigente clubista, guitarrista, cantautor, monaguillo, medio filósofo, medio bohemio, baloncelista, maestro y buen amigo, pero todo a su inobjetable modo.
No salió huyendo de Yuma, sino que ha permanecido en este pueblo para evocar su pasado, sufrir su presente y denunciar su extravío.
En este libro vi mi nombre en una de sus páginas. Le agradezco al amigo que casi siempre visito cuando voy a Yuma, mi lugar de nacimiento.
Con Quintino he descorchado botellas de vinos y cervezas y he celebrado con él mis victorias y mis injustas derrotas.
Este libro me vincula a su ADN poético y a su sangre metafórica cuya circulación es muy buena. Abrazo este libro como un tesoro cuyo brillo debe llegar a los confines de toda la tierra. De Yuma para todos y de Quintino para el mundo.
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