J. ESTEVEZ ARISTY / Los grandes e inamovibles problemas nacionales

J. ESTEVEZ ARISTY

A veces me pregunto si los problemas nacionales son molinos de vientos quijotescos que no dejan de girar desafiando a los señores de las manchas políticas o si por el contrario son realidades locales que no ceden el paso ni admiten la derrota a través del tiempo, las circunstancias y el espacio.

Dia a día y año tras años están ahí, latentes, agravados y campantes, maltratando el corazón de la patria y metiendo sus garfios antisociales en el siempre mal herido y despedazado corazón del endeble pueblo dominicano.

Vergüenza ajena sufrimos al observar en cada año la reedición de los grandes desafíos nacionales o el agravamiento de los mismos, sin cura definitiva del mal general, desde el nacimiento de la Independencia nacional gestada a finales de un febrero del 1844, justo hasta el sol de hoy y tal vez el de mañana, pasado mañana o traspasado mañana.

Los mandatarios que hemos tenido, más de textura dictatorial que democrática, se han ocupo solo de barnizar los males del pueblo y de poner paños tibios en la frente ardiente de su enfermedad, al parecer, incurable.

Con bombos y platillos, el cuestionado gobierno de Danilo Medina Sánchez, anunció el fin del analfabetismo en la República Dominicana.

En una ceremonia dizque con los beneficiarios de ese plan, devino la duda cuando la prensa detectó que muchos asistentes no había recibido ni siquiera clases de las vocales, pagándoles los organizadores una suma dinero para hacer bulto en aquel mitin de aguajes y simulaciones.

¿Fue efectivo ese programa educativo? ¿Realmente alfabetizó a muchos? ¿Es cierto que en nuestro país hoy todos sabemos leer y escribir?

Las preguntas surgen y las dudas penden. Deber del actual Ministerio Público es indagar el impacto de ese programa y el buen uso o no de los recursos puestos a su cuestionado desarrollo e impacto.

A beneficio del mandatario de los hermanos uñas ligeras, «misos» después de crecer, estuvo, por lo menos, el intento de erradicar uno de los cientos problemas que nos agobian y nos desesperanzan el alma: el analfabetismo.

Lo de Leonel Fernández fue un fracaso total por no solucionar nada, de cuajo, y ni siquiera intentarlo con un plan nacional sostenible y sostenido.

Enumerar las fallas nacionales de pies a cabeza, llenaría un periódico, un libro y varias pizarras de escuelas.

El cliché electoral de un gobierno para solucionar los grandes problemas nacionales, debe ser sustituido por el de un gobierno para retocar con soluciones superficiales los grandes retos nacionales. El pueblo está harto de engaños y de espectar la falsa de esa obra teatral de política cruel y estafadora con actores de caras comunes.

El plan de titulación de terrenos de Luis Abinader Corona, por ejemplo, es una buena iniciativa, pero le falta más contundencia, agilidad y entrega del organismo oficial encargado de llevarlo a cabo para no ser parche, remiendo o costura con agujas malas.

El reto del gobierno de turno es que al cierre del 2024, Luis Abinader termine su mandato titulando todos las propiedades inmobiliarias de los pobres, graduándose como el presidente dominicano que pudo erradicar tan solo uno de los numéricos males que secan la fe del pueblo.

Sin embargo, está en facultad su curativo mandato de solucionar dos o tres problemas, de manera definitiva, sin aspirinas ni tesesitos de patios y sin tantas poses de prensa.

El presidente de la República debe escoger tres o cuatro temas fundamentales a solucionar de cuajo o casi de cuajo dentro de la jodida agenda nacional, antes del 2024.

Energía y agua, por ejemplo, requieren una solución definitiva, pero ya.

En el primer aspecto, la solución está en la autogerencia energética, con la producción de energía limpia y barata, menos dependencia de los combustibles. Y, en el segundo aspecto, solo se trata de minar las ciudades y los campos de acueductos y represas, en tanto se resuelve el problema de la distribución justa del agua potable y reducción del derroche, barrio por barrio, del preciado líquido como se está dando hoy en día.

Que no haya un hogar dominicano sin agua y sin luz en el 2024.

Otros problemas a solucionar son delincuencia y alto costo de la vida . El plan del tema primario consiste en descubrir el delito a tiempo, evitar su producción, someter a la justicia al infractor, endurecer las leyes en ese sentido y hacerlas eficaces y ágiles.

Se impone el control de todo el que entra y sale de los barrios, de todo el extraño que amanezca en un hotel o cabaña, minar de cámaras las entradas y salidas de esto sectores, reducir el micro y macro tráfico de drogas y sus puntos de expendios, mientras se capacitan a los jóvenes y se crean empleos, para evitar las ejecuciones policiales que no resuelven nada y que lucen primitivas, bestiales y arbitrarias.

En cuanto al alto costo de la vida, planteo un foro abierto donde se exprese el pueblo y busque soluciones, ya que es insostenible un país con plátanos a 25 pesos la unidas, a 140 pesos el galón de gas y a 460, 470, 480, 490 y hasta 500 pesos una funda de cemento.

De la lista de los 50 problemas fundamentales indisolubles, seríamos felices si Luis Abinader Corona solucionara para el 2024 tan solo cuatro.

Pero al ritmo lento que vamos, llegaríamos a los 200 años de fundación de nuestra República con la triste recordación del paso por el poder de gobiernos malos, muy malos y malísimos, que no fueron ni siquiera capaces de poner zapatos a cada niño descalzo de la República Dominicana y ni siquiera de la región sur.

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