POR MIGUEL ÁNGEL CID / La misión del Dr. Nicolás Almánzar: hacer caminos

Por Miguel Ángel Cid Cid

El doctor José Nicolás Almánzar García nació en Salcedo en el año 1935. Catedrático, escritor, político y servidor público. Realizó sus primeros estudios en su pueblo natal, pero cursó la secundaria en la ciudad de Santo Domingo, en el Pontificio Seminario Santo Tomás de Aquino.

Fue un maestro nato. Todavía no había cumplido los dieciocho años cuando en 1952 inició su labor de Maestro en la Escuela Primaria María Josefa Gómez y el liceo secundario Emiliano Tejera. Concomitantemente ejerció como Alfabetizador de Adultos en su natal Salcedo.

El Dr. Nicolás Almánzar se preparó a fondo en lo académico. Egresó de la facultad de Ciencias Jurídicas de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, titulado en doctor en Derecho. Y se graduó de licenciado en Ciencias de la Educación en la Penn State University, Pennsylvania, Estados Unidos. Luego realizó especialización en derecho y Ciencias Políticas en la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña y la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra.

Las profesoras de la UTE, Vicenta Poueriet, Victoria E. Jerez y Adda Milka de Óleo, definen al profesor Almánzar como un hombre íntegro, un hombre bueno. Un académico capaz de escuchar y solidarizarse con los demás. Ellas lo definen como un maestro enamorado de la educación.

– Nunca lo vi ofender a nadie, ni escuché a nadie hablar mal de él –, dijo doña Victoria.

La pasión por la educación caló tan profundo en el maestro Nicolás Almánzar que, ni siquiera el partido ni la familia lo apartaron de su objetivo. En la política, por ejemplo, Almánzar fue, desde 1982, el director del Instituto de Formación Política, IFP del Partido Reformista Social Cristiano.

Almánzar García fue un servidor público a carta cabal. Inició como profesor de escuela rural y ocupó todos los cargos en la estructura de la Secretaría (Ministerio) de Estado de Educación Bellas Artes y Cultos. Hasta llegar a ser Secretario de Estado (Ministro) de Educación en 1989.

Conjugó la pasión de educador con sus otras dos pasiones: la de organizador, por un lado y, por el otro, la de creador.

Impartió docencia en la Facultad de Educación de la UNPHU. Allí fue más allá de su labor docente, pues creó la cátedra de Educación de Adultos. Los postulados de ésta cátedra lo acompañarían en lo adelante por el resto de su vida.

Fue Rector de la Universidad Eugenio María de Hostos, en dos períodos. Creó el Programa Universitario para la Tercera Edad. El Programa abrió las pautas para la posterior creación de la Universidad de la Tercera Edad, de la cual fue Rector hasta el día de su muerte, el pasado sábado 4.

Su labor creadora no se quedó ahí. Escribió la obra “Educación Moral y Cívica” para el bachillerato, ganadora del Premio Nacional de Didáctica Manuel De Jesús Peña y Reynoso, 1975. Para la capacitación de maestros primarios publicó “Teoría de la Educación”. Es autor de “Leamos Quisqueyanos” para la alfabetización de adultos y “Nociones de Lenguaje” para el tercer nivel de educación de adultos.

En el periódico El Nacional de Ahora publicó durante años la columna “Temas Educativos”. En la actualidad escribía para el periódico El Caribe, sobre temas sociales e históricos, enfocados hacia los jóvenes.

La partida del doctor enlutó la colectividad académica, intelectual y política de la nación. En especial a su esposa doña Esperanza de León de Almánzar, sus hijas María de Jesús y Alba Iris. Asimismo, a la comunidad educativa universitaria y de la UTE.

La maestra Adda Milka de Óleo, compungida, dijo:

— La luz que hoy se apaga, deja un legado imperecedero. Las visitas diarias del maestro Almánzar a cada departamento de la UTE, los saludos amenos, estarán presente en el corazón de todos, muy especial en el mío.

En suma, el Dr. José Nicolas Almánzar García emuló al poeta español Antonio Machado cuando dice: “Todo pasa y todo queda, / pero lo nuestro es pasar, / pasar haciendo caminos”. Esa fue su misión: dejar huellas.

Y fue muy merecido el honor que le brindó el Estado Dominicano, al través del Presidente de la República, Lic. Luis Abinader, al declarar el pasado 7 de Julio Día de Duelo en memoria de este insigne dominicano.

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