Trump no anda bien de la cabeza, desata el caos: ¿qué pasa al beber desinfectante para curar el coronavirus?
Beber o inyectarse lejía u otros desinfectantes no es la forma de curar el coronavirus, por mucho que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, lo plantease la pasada semana como algo factible. Los expertos salieron enseguida a desaconsejar su uso, pero ¿por qué son tan peligrosos estos productos?
«Los accidentes con productos de limpieza domésticos representan una de las primeras causas de consultas al Servicio de Información Toxicológica», explican desde la web del Ministerio de Justicia, institución de la que depende el INTCF. La mayoría de las llamadas suelen estar relacionadas con niños de corta edad (de 18 meses a 3 años) y de adultos que, tras un cambio de envase, han ingerido sin querer un producto tóxico.
Beber desinfectantes u otros productos de limpieza pueden producir síntomas como fuerte dolor abdominal, diarrea, vómitos y heces con sangre debido a las quemaduras en el esófago y el estómago. También desmayos, presión arterial baja (se presenta rápidamente), cambio grave en el pH de la sangre (demasiado o muy poco ácido en la sangre) o shock.
Dependiendo del tipo de producto, si es tensioactivos/agentes espumógenos, lejía o cáusticos, el INTCF recomienda unas u otras acciones, pero siempre se desaconseja provocar el vómito en la persona intoxicada. En algunos casos se puede beber agua o leche, pero siempre es mejor contactar primero con el Servicio de Información Toxicológica (SIT) para que te dé las mejores recomendaciones según diferentes variables.
Sin embargo, no solo se puede uno intoxicar bebiendo estos productos sino también por los gases que se desprenden de este, como los vapores tóxicos que aparecen al mezclar lejía y amoniaco, por lo que se desaconseja hacer estas combinaciones. Normalmente las advertencias vienen en la etiqueta de los productos tóxicos, de ahí la importancia de no quitarlas ni hacer un cambio de envase.
Los síntomas ante una intoxicación debido a la inhalación de los gases tóxicos suelen estar relacionados con las vías respiratorias, como por ejemplo la «dificultad respiratoria, la inflamación del pulmón, estornudo o inflamación en la garganta (que también puede causar dificultad respiratoria)». En el caso de que afecte a los ojos, oídos y nariz, se pueden presentar síntomas como «babeo, fuerte dolor o ardor en la nariz, los ojos, los oídos, los labios o la lengua o pérdida de la visión».
La piel también puede sufrir quemaduras debido al uso de productos corrosivos, como puede ser la sosa cáustica. En este caso, los síntomas que pueden aparecer pueden ser desde quemaduras hasta irritación u urticaria, pero también orificios en la piel o tejidos debajo de esta.
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