POR J. ESTÉVEZ ARISTY / Consejos de un poeta dominicano a Shakira, la despechada

POR J. ESTÉVEZ ARISTY

   No hagas pique por Piqué y deja que la nueva boda o bola pique y se extienda con el campo de golf solo con dos jugadores.

     No veas ese falso partido.

    Tranquila.

    Tienes que buscarte otro, a la dominicana, porque un clavo saca a otro clavo y no vale la pena ni el reproche ni el reprochado ni el pique ni lo picoteado.

   Échale un poquito de orgullo a la mierda. Él perdió, sencillo, a una de las mujeres más hermosas e inteligentes del Nuevo mundo, y dentro y fuera de su Viejo mundo vive gente y hay mejores vecinos. Perdió, tienes que repetirlo, a una voz de violín nervioso y a una cintura de mar Caribe agitada dentro de una botella ondulante la que estremece hasta los íntimos pelos de un calvo.

   A fin y al cabo, cintura de trompo hindú, todos somos responsables de los rotos de la rota rotura, pero es de sabios no fuñirnos la vida con el recuerdo ni el remordimiento y dejar al traidor tranquilo con su atrevida clara-oscura quien pronto terminará decepcionada, despeluñada, descafeinada y despeinada, con arritmia cardíaca, taquicardia sin cura ante los despistados siquiatras y los espejos que nos demacran

    Perro huevero, aunque le quemen el hocico, siempre comerá cáscaras, «claras» y yemas de huevos.

    Quien siembra cactus terminará cosechando desiertos. Ley de vida, de malignidad y hasta de muerte. Tranquila. Dios es Talión todavía y saca los dos ojos a quien sin razón te deja tuerto. ¡Que la justicia sea solo de aquel!, te vociferan los cristianos.

    Además, nada dura para siempre y el ángel del amor arrastra siempre a sus demonios y alimañas.

    El que tiene espuelas debajo de las alas, siempre la sacará y mostrará que no es un ángel pintado por Miguel Ángel ni cosas por el estilo.

   Aunque el papel de víctima te consuela y te genere millones de dólares y euros en discos vendidos y respaldos de mujeres «despechá», debes de pensar que en la ceguera sentimental seleccionaste a alguien puesto por Dios en el medio como un aprendizaje generador de experiencias, pero que a fin de cuentas es y siempre será el inequívoco y preciso padre de tus hijos.

    Recuerda bien que no debes hacer público lo que debes batir y debatir en privado. Los hijos pagan las consecuencias de los errores, locuras, cambios repentinos, variables, piques, ligerezas, chaqui-iras, distanciamientos y cuernos de los «no angelicales» padres. Todos pecamos de una u otra manera y estamos destituidos de la gloria de Dios.

     Vivimos en el error y con el error, aunque cerremos los ojos por los hijos, la resignación y nuestras trabas para cambiar de vida.

    La eternidad de una relación es cosa de ilusos, de gente taimada, obtusa y pendeja. Hay que vivir el amor hasta el instante que nos permite la libertad de no ser esclavos de lo monótono y de lo imponente. La muerte nos llevará solos y es ella la que reina.

    Pica tu nueva vida sin pique. Aprende a borrar y a conocer tus alas, tu basto horizonte y tu indoblegable libertad.

     El mundo es basto, y torpe es aquel que lo circunscribe a cuatro rejas, perdón, paredes, un macho mandón y un padrote impositivo. Perdiendo se gana casi siempre.

    La Biblia habla en Eclesiastés de tiempos contrapuestos. Es el tiempo de serenarte, concentrarse en tus hijos, en su crecimiento educativo, moral y espiritual, ante un padre que haga lo que haga no merece ninguna mención negativa de ti frente a ellos ni frente a nadie.

     Claro, tienes que pensar en ti primero para poder energizar positivamente tu entorno. No descuides tu cara, ni tu risa ni tu pelo. Come y bebe despacio. Fíjate donde pisas. Ponle atención a los detalles de la gente que verdaderamente te ame.

    Dialoga a solas con Jesús y él te desenchufará de tus obsesivos enojos.

    Si no puedes con tanta decepción y desventura, recurre a la piedad.  «Pobre de ella» y «pobrecito de él».

   Lee poesía, sobre todo a Whitman, a Paz y a Rimbaud. Aléjate de Neruda y de sus «20 poemas de amor y una canción desesperada».  Escucha música    pa’ los pies.  Repasa películas de Cantinflas y de Charly Chaplin. Conviértete en adicta a los crucigramas y matatiempos. Dedícate a sembrar algo, aunque sean flores. Echarles agua a tus crías vegetales mañana y tarde, te haría bien. Aléjate de los economistas, de los adivinos y de los políticos. Cómprate muñecas que bailen y canten. Cajas de vinos y cidras. Pero no comas en exceso.

    Ven a República Dominicana por un tiempo, contágiate con su gente y su belleza, graba otro merengue con un mambo incitando a la alegría y métete en noviazgo con un hombre sencillo, medio loco, de corazón de anís, alegre y que te haga el amor cuantas veces se le antojen a tus ganas.

   Ah, otra cosa, escucha a Sabina y no a Paquita la del barrio. Te hará muy bien dialogar de tarde en tarde con poetas, vagabundos y bohemios. No olvides la caridad porque siempre cura el alma. Busca la felicidad y si no la encuentras, invéntala.

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