El realineamiento de América Latina en Venezuela y el arte de la guerra
Ante la emergencia de gobiernos de derechas en Argentina, Chile, Perú, Brasil, Ecuador, El Salvador y la probabilidad de que Venezuela pueda ser invadida por tropas de Estados Unidos, o por mercenarios apoyados por éste desde Colombia, como se hizo con los Contra en Nicaragua entre 1980-90, mucha gente se pregunta, ¿qué busca con esa ofensiva el gobierno de Trump hacia Venezuela y América Latina?
El The Wall Street Journal dijo la semana pasada que América Latina está a la puerta de ser empujada a formar parte de un nuevo diseño para una configuración del mapa geopolítico por parte de Estados Unidos y que Venezuela juega un papel importante.
Otros analistas también han coincidido con ese punto de vista, como Noam Chomsky, filólogo, filósofo, politólogo, académico y activista social y político estadounidense, que en su postura sobre el tema va más allá de las consideraciones de ese rotativo.
Expresa Noam Chomsky que la eminente perdida de Siria y el avance de la influencia China en el comercio mundial y de Rusia en el orden mundial, ponen en juego el predominio unipolar de Estados Unidos en el Medio Oriente y en el resto del mundo, lo que lo obligaría a desplegarse hacia otras regiones menos conflictivas, no solo en búsqueda de recursos naturales, como el petróleo, sino también para poder posesionarse geoestratégicamente con fines militares y comerciales en su supervivencia como imperio.
Si bien Siria representa un punto estratégico de fundamental importancia para el control y dominio político-militar-comercial del Medio Oriente, Europa y de países como Rusia, China, India y Turquía, Venezuela sería entonces la clave para apoderarse de su petróleo, agua, hierro, oro, cobalto, uranio, en fin, de los inmensos recursos naturales de la Amazonía y del resto de América Latina.
Para el mencionado rotativo, ese sería el incruste esencial para entender la preocupación y la actitud de los gobiernos de Bush Hijo, Obama y Trump por Venezuela y de las presiones que han venido imponiendo las autoridades estadounidenses a través de fuertes sanciones comerciales y del despiadado bloqueo económico que impide que los venezolanos puedan acceder a alimentos, medicinas, materias primas, incluso a sus propios activos e inversiones en el exterior, lo que prácticamente la ha colocado en una severa crisis económica que ha devaluado su moneda y expulsado a mas de tres millones de venezolanos. En ese sentido, se calcula que como producto de esas drásticas sanciones, Venezuela ha perdido cerca de unos 350 mil millones de dólares en siete años.
El nuevo mapa que se estaría considerando en Washington para configurar a América Latina en la doctrina Monroe, tendría entre sus objetivos no solo instalar gobiernos títeres de nueva usanza, diferentes a los tradicionales instalados manu militares, sino también a hacer desaparecer gobiernos como los de Nicaragua y Cuba a través de organizaciones de la sociedad civil, financiadas por agencias de ellos mismos y mediante el endurecimiento de las sanciones económicas.
El caso Venezuela podría ser el ejemplo y el espejo en el que se mirarían otras naciones y políticos de América Latina para lograr que estas se realineen a las nuevas políticas dictadas desde Washington.
Por ese motivo Trump ha puesto todo su esfuerzo para implantar la opción militar, legitimándola con la Carta de las Naciones a través de un fantoche autoproclamado presidente que la pediría tan pronto tuvieran la decisión tomada, pero si fracasasen, o ésta se prolongase en el tiempo, la situación se le complicaría, y esto podría ocurrir, como sucedió en Vietnam, Corea del Norte, Laos y Camboya y como todavía ocurre en Afganistán, donde la guerra contra los talibanes lleva varios años sin contar victoria.
Si bien mucha gente no crea que si se desatase una invasión en Venezuela la resistencia podría prolongarse hasta hacer fracasar la invasión, porque consideran que solo la superioridad militar y el armamento bastan para derrotar un ejército y ganar una guerra, sin tomar en cuenta otros aspectos, los cuales hay que valorar en términos de cinco factores fundamentales, y hacer comparaciones entre diversas condiciones de los bandos rivales, con vistas a determinar su resultado.
De acuerdo a Sun Tzu, en su libro el Arte de la Guerra, el primero de estos factores es la doctrina; el segundo, el tiempo; el tercero, el terreno; el cuarto, el mando; el quinto, la disciplina.
Para el caso, la guerra, agrupando estos cuatro factores en la siguiente definición, según Sun Tzu: “es un enfrentamiento de bandos rivales que luchan por una causa que los enfrenta… su éxito no solo depende de las calidades y potencias de sus armas, depende también del coraje, de las destrezas, de los objetivos que defienden y por los cuales están dispuestos a morir, de la astucia, de la moral y del conocimiento de las complicaciones del terreno donde se combate”.
Aunque las opciones militares que se barajan en la Casa Blanca para atacar a Venezuela son muchas, conforme al propio Trump, el asesor en seguridad de la Casa Blanca, Jhon Bolton, y Maria Zajarov, vocera del Kremlin, las mismas, a la hora de la verdad, entrañarían serias dificultades y lo que se consideró en un inicio como una operación tipo bisturí, microlocalizada, con poco derramamiento de sangre, o lanzando misiles a distancia desde una plataforma a centros militares y de poder, se les complicaría al momento de poner un soldado en tierra, ya que Venezuela es un teatro de operaciones variado y complejo, diferente a los países de Oriente Medio, pues consta con un millón de kilómetros cuadrados de selvas, mares, ríos, montañas y hace frontera con varias naciones, tiene experiencia en guerrilla urbana, pero sobre todo el chavismo tiene organizados y entrenados más de dos millones de milicianos bajo las armas en 50 mil fragmentos del territorio, con una ideología política reivindicativa, mas el ejército bolivariano, con sofisticados armamentos de última generación y con una depurada doctrina bolivariana de defensa de su soberanía basada en dos pilares: la defensa de sus recursos naturales y la integridad de su población.
En otras palabras, lo que suceda en Venezuela en los días por venir, repercutirá por muchos años en toda la América Latina.
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