División de los partidos en RD y entre Danilo y Leonel hacia lo interno del PLD

POR FERNANDO FERNANDEZ DUVAL

La contienda por la presidencia de la República y  el control  político del PLD, entre  Danilo Medina y Leonel Fernández,  no es nueva.  Esta es una historia que se repite desde la fundación de la República, a partir de que en un partido o en una agrupación  aparecen dos liderazgos  de similar fuerza, extensión  y con iguales pretensiones.

Algunos politólogos,  que han estudiado tangencialmente en sus obras  las causas de las divisiones de los partidos como Maurice Duverger y Joseph Palombara, señalan que esos fenómenos ocurren por la falta de liderazgos fuertes que sometan a los más débiles,  al mismo tiempo por la ausencia  de institucionalidad en la gestión y en los procesos internos y hacia la sociedad.

Duverger,  conocido  politólogo francés, que ha estudiado la formación de los partidos políticos,  en su libro Los Partidos Políticos y Palombara, politólogo estadounidense, que ha estudiado profundamente el caudillismo en Italia,  citado por Eduardo Latorre en su libro Política Dominicana Contemporánea, la atribuye, el primero,    a la inestabilidad que acusa  durante  la  infancia este tipo de organizaciones, que en sus inicios divide la sociedad en pedazos, de ahí, incluso, deviene el nombre de partidos; mientras que para el segundo,  los conmilitones, la soldadesca  o la turba  se agrupan alrededor de un hombre providencial que les ofrece seguridad y estabilidad, para quien se comprometen a  luchar  favorable y fervientemente hasta exponer sus vidas.

Los dos coinciden que en la etapa juvenil de los partidos las reglas institucionales  no existen,  o no se aplican, como es nuestro caso; pues a causa de  la ausencia de esas reglas, el poder político no tiene límites, sino su propia capacidad de extenderse para  copar a toda la sociedad, en este asunto, a toda la organización; o la debilidad del contrincante que se ve obligado a abandonar  la organización junto a sus seguidores y montar tienda aparte.

El caso que hoy suscita  al PLD, como dijimos en el primer párrafo al  inicio de este breve ensayo,  no es nueva en el país. Rafael Chaljub Mejía, en un artículo titulado: “Un barco con dos capitanes”, periódico   El Día, 24 de  agosto 2018, aborda el tema de la lucha interna en el PLD  desde una perspectiva histórica.

Dice el ensayista Mejía,  que Pedro Santana y Buenaventura Báez eran muy buenos amigos y que de las cinco presidencia que obtuvo Báez, las dos primeras se las proporcionó Santana, hasta que Báez acumuló la fuerza suficiente y la transformó en enfrentamiento. También señala que Lilís ganó poder gracias al apoyo que recibió de Gregorio Luperón, hasta que los dos crecieron y vino la traición de Lilís contra Luperón. 

El ajusticiamiento de Lilís, hecho del que  Horacio Vásquez  fue proclamado como héroe, favoreció a Juan Isidro Jiménez, pero más tarde, Vásquez tumbó a Jiménez y allí nació la división entre bolos jimenistas  y rabuses horacistas. Desiderio Arias y el mismo Jiménez, que parecían hijos y padres, terminaron enfrentados,  creándose  el vacío, de acuerdo a Chaljub Mejía, que sirvió de pretexto a la ocupación militar yankee de 1916.

En ese tenor, Horacio Vásquez y Trujillo, Trujillo y  Estrella Ureña, Joaquín Balaguer y Augusto Lora, Joaquín Balaguer y  Mandolín  Rodríguez,  Juan Bosch y Peña Gómez, Juan Bosch y Toñito Abreu, Juan Bosch y Rafael Alburquerque,  Antonio Guzmán y  Jorge Blanco, Jorge Blanco y Jacobo Majluta, Hipólito Mejía y Hatuey Decamps, Hipólito Mejía  y Miguel Vargas Maldonado, y así sucesivamente.

¿Se dividirá el PLD, como históricamente se han dividido los principales partidos, agrupaciones y el liderazgo político  de la República Dominicana?

Como los hombres pueden modificar el curso de su historia para transformarlo, todo va a depender de cómo Danilo y Leonel puedan negociar y arribar a acuerdos convenientes para ambos y para sus seguidores, que preserven los intereses y las fuerzas acumuladas de uno y de otro; ya que ambos tienen posicionamientos y grados de fuerzas distintas y se necesitan ambos para competir electoralmente con sus opositores.

En el caso de Danilo, éste  tiene como hándicap que es el presidente de la República, con una gran concentración de poder en el Estado, en una parte de la oposición que le sirve a cambio de canonjías, en la sociedad y en el partido de gobierno, pero está impedido constitucionalmente de volver a presentarse como candidato.

Por su parte, Leonel Fernández es el aspirante del PLD, que aparte de Danilo,   fue presidente de la República, con todo lo que eso significa en términos de favores y relaciones con poderes fácticos, es el que tiene mayor posibilidad de ganar ampliamente  la convención a sus adversarios internos y de vencer a los aspirantes de la oposición.

 

El posicionamiento situacional de Danilo y  Leonel, a ojos vistos, obliga a una de  cuatro salidas políticas a marzo: i) la negociación y el advenimiento de acuerdos entre las partes;  ii) la imposición del más fuerte al más  débil; iii)  o la división, la formación de tienda aparte de una de las facciones para enfrentar  al que se quede con la organización y viceversa, que  es la continuidad de la historia política  dominicana; iv) la rendición o el reconocimiento de la superioridad del contrario y la entrega de las armas, para evitar la hecatombe, que es la muerte, como ocurría durante la Edad Media.

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