El éxito de la Marcha Verde del Millón y sus probables repercusiones políticas

POR FERNANDO FERNÁNDEZ DUVAL

No muy bien la semana pasada el presidente Danilo Medina había terminado de recuperarse y mostrar algunos atrofiados  músculos  con la aprobación de ley de partidos  del cerco  tendido por la encantadora diputada Farides Raful,  quien le solicitó al hemiciclo  de la cámara de Diputados,  nombrar una comisión especial  para que investigue los pagos millonarios realizados  al publicista brasileño Joao Santana por parte del Ministerio Administrativo de la Presidencia en el período 2015-2016, cuando este domingo a las 10: 00 de la mañana  fue celebrada la marcha del millón con una caminata de 3.5 kilómetros de recorrido del polígono central de la Santo Domingo, convocada por el colectivo social Marcha Verde con el apoyo de algunos partidos de oposición,  pidiéndole al gobierno y a la justicia  el cese de la corrupción, de la impunidad y el castigo a  funcionarios y legisladores sometidos a los tribunales de la República  y otros no sometidos, supuestamente vinculados con esos actos.

Aunque para algunos observadores y políticos de oficio la actividad del colectivo Marcha Verde no había cumplido con su meta de movilizar un millón de manifestantes, sin embargo, desde el punto de vista de la simbología  y la expresión política mas allá de la retórica discursiva, la marcha fue éxitosa y envía un mensaje contundente a las autoridades, pues más que la cantidad de personas asistentes, que fue mucha, lo que cualquier analista y político con las cabezas bien amuebladas deben observar, que los manifestantes allí reunidos fueron una muestra super representativa de una parte de la población  que cuestiona  la corrupción y la impunidad en la que se cimenta el sistema político dominicano.

En ese sentido, al ser los marchistas una muestra representativa de la población, el gobierno debe prestarle la debida atención, porque allí se expresó una alta proporción  de la ciudadanía que siente que sus intereses particulares y de clases,  cotidianamente se ven afectados  por las prácticas corruptas que envuelve a la estirpe política, a empresarios, profesionales, religiosos y militares, entre otros, articulados en una densa y extensa  red de relaciones al margen de la ley, y no esconder la cabeza entre el escaso plumaje del avestruz, como se hizo el lunes siguiente de la marcha, comprando la parte delantera de los diarios de circulación nacional para colocar anuncios propagandísticos alusivos a la obra del gobierno, como si fueran a  esconder en las portadas de los diarios el indudable éxito de la  marcha.

Como el movimiento de protesta ha surgido precisamente  en este gobierno, motivado por las confecciones develadas en Estados Unidos por  parte de la empresa constructora brasileña Odebrecht, donde reveló   a un tribunal que en República Dominicana habían entregado 92 millones de dólares en  sobornos a cambio de la obtención de proyectos públicos, el cuestionamiento a la corrupción y a la impunidad  se desató a partir de ahí como un avispero. Es obvio entonces, que el mayor peso a la lucha contra la corrupción recaiga preponderantemente en el gobierno de Danilo Medina y en  el partido  gobernante, y que los partidos políticos de la oposición en esta guerra de posición que es la política, según Antonio Gramsci en sus Cuadernos desde la Cárcel,  intenten obtener provecho político, apoyando a los marchistas.

En ese intento de obtener ganancia a bajo costo, la oposición hasta el domingo  no había sido  eficaz, de acuerdo a los datos que arrojan las encuestas independientes, debido a que exfuncionarios y exlegisladores, dirigentes del Partido Revolucionario Moderno, estén también encartados por la justicia dominicana, acusándoseles de haber recibido  sobornos por parte de  la constructora Odebrecht durante  el gobierno de Hipólito Mejía, lo cual aparentemente dividía  las opiniones sobre la corrupción en ese partido, ya que en la marcha del domingo, a diferencia de otras, los convocantes  hicieron  hincapié para que se someta a la justicia solo al presidente Medina y al expresidente Fernández, dejando esta vez fuera de la demanda de encartamiento al expresidente Mejía, con las probables repercusiones de que con ese cambio de opinión  se produzca un acercamiento entre las posiciones de Abinader y Mejía para unificar al PRM, que en varios temas también  han tenido posiciones divergentes y que Danilo y Leonel busquen de alguna forma  una fórmula de advenimiento que pueda también solidificar  al PLD alrededor de Leonel Fernández como su candidato a la presidencia de la República, o de otro candidato común para evitar que se pueda  cumplir con las amenazas de encartamiento que pesa sobre ellos dos como una espada de Damocles.

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