¿Baila pegao EEUU en las protestas en Nicaragua?
POR FERNANDO FERNÁNDEZ DUVAL
Los enfrentamientos entre las fuerzas públicas que defienden al gobierno nicaragüense y manifestantes que lo rechazan, se vienen sucediendo día tras días en Nicaragua desde el 18 de abril, me mueve a suspicacia, a nuevos comentarios y a plantear dos causas hipotéticas que tuvieran alimentándole de energía para producir el derrocamiento de Daniel Ortega.
La situación que hoy vive Nicaragua no es ajena a la que han vivido otros países de la región que han tenido gobiernos con inclinación soberanistas con respecto a Washington, independientemente del juicio valorativo e ideológico que podemos hacernos sobre la actuación de esos gobiernos.
Históricamente, la lógica de actuación de Washington frente a gobiernos que no están alineados con sus políticas, es crearle obstáculos, principalmente políticos y económicos mediante el uso de estratagemas con el propósito de irlos debilitando procesualmente, reduciéndole su legitimidad, cortarles el paso para que finalmente se derrumben como torres de naipes, asfixiado por cuenta propia, con el pueblo en las calles, como se ha quiso en Venezuela con las llamadas guarimbas, con un golpe de estado manus militaris como en RD en 1963 y Chile en 1973, o con una invasión militar como ocurrió aquí en 1916 y 1965, en Cuba en 1960, en Grenada en 1983 con la Operación Furia Urgente y en Panamá en 1989; muchas veces utilizando los manidos argumentos de la supuesta ayuda humanitaria a la población afectada por el conflicto interno, o de que la seguridad nacional de los Estados Unidos está en peligro, por lo cual esos países se convierten en una amenaza para esa gran potencia.
Como sabemos, la crisis política que acusa el gobierno de Ortega empezó con el tema del incremento de la cuota del pago de los afiliados al seguro social, que inmediatamente motivó la movilización de la población afectada, aunque después fue cancelada a los tres días de la emisión de la ordenanza presidencial; sin embargo, esta disposición no sirvió en modo alguno para disuadir a los protestantes más radicalizados, compuestos principalmente por jóvenes estudiantes universitarios, algunos líderes religiosos, organizaciones no gubernamentales y empresariales y por dirigentes y militantes de partidos de oposición, la mayoría financiados por la ONG norteamericana conocida con las siglas de IND, considerada por Forbes, entre las diez ONG norteamericanas que trabajan para el desarrollo y la emergencia de un nuevo liderazgo en países del Tercer Mundo, que a su vez tiene su contraparte en la ONG nicaragüense Hagamos Democracia, similar a Participación Ciudadana, apoyada con fondos del departamento de Estado, del Congreso a través de la Fundación Inter Americana de los Estados Unidos y la USAID, asignándole unos cuatro millones de dólares para esas actividades.
Este movimiento, evidentemente utilizó el rechazo de la población trabajadora a una medida equivocada del gobierno, para seguidamente exigir la renuncia de Ortega y Murillo.
Las demandas de estos grupos cambiaron radicalmente la estrategia y se extendieron como un rayo desde Managua hacia otras ciudades como Matagalpa, Granada y Masaya esta última, bastión simbólico del sandinismo revolucionario tradicional, desde donde prácticamente se derrotó la dictadura somocista. Las impetraciones ahora exigen acortar el periodo presidencial y adelantar elecciones, en el ínterin, la renuncia del mandatario y su esposa, vicepresidenta de la República.
¿Porqué Estados Unidos pudiera estar detrás de la crisis en Nicaragua con el objetivo de proceder a derrocar a Daniel Ortega y luego alinear a ese país a sus políticas?
Primero, la cuestión pudiera residir en la importancia que tiene el istmo centroamericano para las geopolíticas norteamericanas en la región, especialmente en Nicaragua, donde prácticamente perdió influencia tras el triunfo de la Revolución Sandinista en 1979 y las acciones contrarevolucionarias de los Contra de Oliver North, financiadas por la CIA, el debilitamiento y derrumbe de los partidos de oposición; lo mismo sucede en el Salvador y Honduras, país enclave con importantes bases militares y donde la población se ha ido distanciando de los partidos conservadores, con un pliego de demandas sociales casi estructuradas en favor del medioambiente y la lucha por el derecho a la tierra de las poblaciones campesinas, lo que los empujó a apoyar abiertamente golpes de estados como el proporcionado al presidente Manuel Zelaya en 2010 desde el Congreso de esa nación y el reciente fraude electoral del presidente de Juan Orlando Hernández contra un arcoíris de fuerzas de oposición encabezadas por Salvador Nasralla, que le había ganado las elecciones con seis por ciento de ventaja.
Segundo, la concretización del acuerdo entre Managua y Beijing para la construcción de un canal interoceánico alternativo al de Panamá, donde se prevé, según los estudios de factibilidad económico que se han hecho, se invierta la suma de cincuenta mil millones de dólares, lo que podría modificar significativamente la correlación de fuerza en el istmo en favor Nicaragua en las diferentes fases de ese proyecto con relación a Washington.
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