POR ANTOLIANO PERALTA ROMERO | Supongamos que Gonzalo sea un hombre honesto
El rumor público le endilga haberse enriquecido a costa de negocios poco transparentes con el gobierno al cual el ha pertenecido.
En su contra pesan varias denuncias, todas relacionadas con operaciones comerciales calificadas como corruptas. Los ejemplos sobran por ser hechos altamente conocidos.
Sin embargo Castillo está protegido por la presunción de inocencia que consagra el acápite 3 del artículo 69 de la Constitución . Por tanto nadie puede darlo legalmente por culpable hasta tanto sea definitivamente condenado por los tribunales competentes. No obstante es inevitable que la gente se forme sus juicios a partir de las evidencias. Se suele decir que “nadie es loco”.
- Pero supongamos que nada de lo que se le atribuye a Gonzalo sea cierto:
Que aquello de su inusitado enriquecimiento a costa de malos negocios con el Estado sea mentira; que lo de los miles de millones del asfaltado sea un invento de sus enemigos; que lo de falsear las calificaciones de las obras bajo el régimen de fideicomiso para presentar grandes proyectos como obras de bajo costo para librar a sus promotores del pago de impuestos sea un acto de envidia de sus destractores; supongamos que ciertamente Gonzalo hizo el milagro de iniciarse como técnico de computadoras y reparador de inversores y que gracias a su capacidad de trabajo y sus destrezas naturales logró tener la linea aerea más importante del Caribe.
Imaginemos que todo sea como lo dice el señor Castillo.Ya lo dijimos el tiene el derecho a que se le presuma inocente. Entonces nos preguntamos y le preguntamos a algunas mentes lúcidas que hemos visto a su lado en fotos recientes: ¿Está Gonzalo en capacidad de liderar el gobierno dominicano? Tiene este señor la claridad de mente como para representarnos a todos en los foros internacionales donde se decide el destino del mundo? . Cualquiera piensa que no, a juzgar por sus reiterados dislates.
Por cierto esa conducta (esta última) no es sensurable. Nadie es culpable de padecer una situación mental específica, pero en estos casos es mas recomendable ponerse en manos de especialistas que aspirar a presidente.
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