PARA TEO TORRES: La actividad política: Es chercha de arrabal y de negocio vulgar

Con el paso del tiempo el ejercicio de la  actividad política en nuestro país ha ido cayendo a unos niveles de degradación tan ínfimo que en la actualidad la misma se ha convertido en una verdadera chercha  de  arrabal y de negocio vulgar.

En época atrás todas las  organizaciones políticas se cimentaban  en una ideología estructurada en principios y doctrinas filosóficas  orientadas al servicio de la sociedad.

La  formación política en la clase dirigencial y los militantes  era una  inquietud fundamental en los partidos para cuando tocara la oportunidad de  asumir la dirección  del Estado   poder rendir un  eficiente desempeño  en la  administración pública,  siempre pensando en la colectividad.

Esa preparación política que adquirían los dirigentes políticos les  servía de  aval y prestigio para ser premiados a una posible candidatura a un puesto electivo.

Ya esto no es así.  Luego del  fallecimiento de los líderes históricos de la política vernácula y de  trascendencia latinoamericana, profesor Juan Bosch  y  doctor José Francisco  Peña Gómez, la praxis política del momento en este país ha  degenerado al peor escenario de los negocios.

Por eso hoy vemos que en todas las ciudades del país cualquier saltapatrás, sin el más mínimo nivel  de  formación política, se presenta como  aspirante  a  llegar a un puesto  electivo, aun desconociendo las funciones elementales que le tocaría desempeñar  en caso de  resultar  agraciado por los preservativos electores en esa posición.

En  esencia, muchos  de  esos aspirantes a alcanzar una posición electiva dizque para servirle  desde  allí  a  su pueblo más  bien lo que pretenden es lograr  un escenario expedito que le  sirva  de  puente para  resolver sus problemas económicos personales.

Esa  es la  cultura que lamentablemente se ha enraizado con ahínco de  un tiempo para acá en muchos oportunistas  e  improvisados de la política criolla.

Todos dicen que quieren  ser tal o cual cosa para  servirle a su pueblo desde esa posición. ¡Pero qué va!  Una vez resultan electo en el puesto su pensamiento se transforma por  arte  de magia y en la mayoría de las  veces  su  objetivo se  centra en resolver sus problemas  meramente personales y quienes sirvieron de preservativos y  catapultas  para elevarlo a la posición pocas veces logran comunicarse de nuevo  con esos turpenes.

Es hora ya de que los dominicanos asumamos un comportamiento consciente, crítico y  sancionador  no depositando nuestros votos en las urnas  por esos  oportunistas de la política.

Las elecciones es el mejor momento para servir  de  muro de  contención para  evitar  que  esos malos y perversos saltarines que medran en el quehacer de la vida política continúen usándonos  como preservativos a sus intereses muy personales.

 

 

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