Fisker, la marca de vehículos ‘revivida’ que quiere producir el “coche más sostenible del mundo”
Tras una rocambolesca historia que incluye una quiebra y un relanzamiento, Fisker ha anunciado sus intenciones de salir a bolsa, todo ello sin todavía haber lanzado su gran apuesta, el Fisker Ocean, que llegará en 2022. ¿De dónde sale esta nueva empresa?
En los últimos años, a raíz del vigoroso éxito de Tesla, se han anunciado multitud de posibles competidores. Empresas que también apostando por la movilidad eléctrica buscan producir un coche que pueda hacer frente al Model 3 y otros modelos a un precio reducido y sin renunciar a sus calidades. Faraday Future, Lucid Motors y hasta decenas de empresas chinas han luchado por ser el ‘Anti-Tesla’ definitivo sin conseguirlo.
Algunos titulares están apuntando ese rango también para Fisker, un pequeño fabricante con sede en Los Ángeles que no obstante tiene una historia extensa -sobre todo hablando de vehículos eléctricos- y hasta cierto punto rocambolesca. No en vano, en poco más de diez años ha vivido una bancarrota, una reinvención y ahora afronta la que espera que sea una salida a bolsa exitosa en el NYSE.
Y todo ello sin haber vendido aún un coche de la que es su gran apuesta, el Fisker Ocean, un vehículo SUV que se ofrece como “el más sostenible del mundo” gracias no solo a contar con un techo solar sino a la intención de que sea construido mayoritariamente con materiales reciclados. Todo ello, en principio, por un precio por debajo de los 40.000 dólares.
Pero lo dicho, hasta llegar aquí Fisker ha tenido una curiosa historia por el camino.
El sueño de Henry Fisker
Los seguidores del mundo del motor conocerán a Henry Fisker como uno de los diseñadores de vehículos más influyentes de las últimas décadas. Sus bocetos están detrás de varios modelos de Aston Martin o BMW. Tras décadas en la industria, Fisker, de origen danés, inició su estudio por su cuenta: Fisker Coachbuild, un estudio donde se dedicaban a crear sus propios concept-cars y a asesorar a marcas como Mercedes en el diseño de sus nuevos lanzamientos.
Entre esos clientes, estuvo Tesla. La compañía de Elon Musk contrató a Fisker para el diseño inicial del que sería el Model S en 2007, un asunto que acabó con demandas cruzadas en los tribunales después de que ambos entendieran que ambos se habían aprovechado de información reservada durante el proceso de asesoría.
Lo cierto es que Fisker evolucionó su estudio hacia una automovilística propiamente dicha poco tiempo después. En 2007 nacía Fisker Automotive, con la idea de generar a pequeña escala coches de lujo de tecnología eléctrica e híbrida. Tras varios conceptos muy atrevidos, su primera gran apuesta, y a la postre el motivo de su bancarrota, fue un único coche, el Fisker Karma.
El Karma era un coche híbrido de rango extendido que cuando salió al mercado en 2011 fue uno de los primeros apostar por los híbridos enchufables. Contaba con dos motores eléctricos y un tercero de gasolina, el cual solo se usaba para generar electricidad en caso de necesitarla. Celebridades como Leonardo DiCaprio -que ayudó a financiar la empresa- Justin Bieber o Al Gore tuvieron un Karma, un coche que, si bien híbrido, ponía lo eléctrico en el centro, y no al revés.
Sin embargo los costes de producción y la escasa implantación de un vehículo de lujo -el precio partía de 100.000 dólares- hizo que el Karma se convirtiera en la propia tumba de Fisker. Apenas se vendieron 2.000 unidades, y en 2013, después de que primero entrara en quiebra su proveedor de baterías, Fisker se declaraba en bancarrota.
El resurgimiento como Fisker Inc.
El grupo chino Wanxiang llegó a un acuerdo con las cenizas de Fisker Automotive para quedarse con la marca y la mayoría de sus activos en 2013. En 2016, cambió el nombre a Karma Automotive, para desligarse de la figura de un Henry Fisker que nada tenía ya que ver con esa empresa, y también renombraron el Fisker Karma como Karma Revero. Karma Automotive sigue con sus intentos para ocupar un mercado entre los nuevos fabricantes eléctricos, hace unas semanas presentó su propia pick-up, en algo se vio como una imitación de la Cybertruck de Tesla.
Sin embargo Fisker no decayó, y en 2016 ‘revivió’ su marca bajo el nombre ahora de Fisker Inc., apostando ya puramente por lo cien por cien eléctrico y no solo centrándose en los vehículos, sino poniendo una pata en el desarrollo tecnológico que le ha llevado a presentar ciertas innovaciones en forma de patentes sobre diseños de baterías de estado sólido flexibles.
Con su mujer Geeta como Presidenta, Fisker ha ido añadiendo a su nueva iniciativa antiguos trabajadores de marcas como Toyota y BMW, y también ha intentado dar ciertos golpes de efectos mediático, por ejemplo, colaborando con el actor danés y estrella de Juego de Tronos Nikolaj Coster-Waldau como embajador de la marca y asesor en materia de sostenibilidad, tema en el que el actor es colaborador de Naciones Unidas.
En busca del «coche más ecológico del mundo»
En este años, Fisker Inc. ha presentado tres prototipos principales: el Fisker EMotion, un sedán de gran autonomía y de lujo que vendría a ser su apuesta por los coches de gama alta, y que se espera que salga al mercado en los próximos años. Un concepto llamado Fisker Orbit de un transbordador completamente autónomo a modo de minibús para mover a las personas por ciudades inteligentes, y para el que no hay fechas a medio plazo; y, por último, el Fisker Ocean, su SUV para entrar en el mercado con fuerza a partir de 2022.
El Ocean partirá de los 40.000 dólares y entre sus principales novedades está contar con un techo solar que aumenta su autonomía y contar para su construcción con el máximo de materiales reciclados posibles, algo que desde la marca se vende como «el coche más sostenible del mundo».
Con una autonomía anunciada de 480 kilómetros, la marca ha hecho mucho por ofrecer explicaciones sobre lo que entiende como «el coche más sostenible del mundo», explicando que durante el proceso de fabricación se intentará reaprovechar todo lo más posible, utilizando plástico reciclado de los desechos del océano o cuero vegano. Reciclará los desechos generados durante la fabricación de sus neumáticos para secciones del interior, como el maletero, y el ante utilizado para el interior se recicla también para la elaboración de camisetas.
El concepto del Fisker Ocean ha conseguido que la compañía obtenga varias rondas de financiación, y hace solo unos días se anunció su intención de salir a bolsa -si aún no haber vendido ni un vehículo- tras fusionarse con Spartan Energy Acquisition Corp. Habrá que ver en los próximos años si a Fisker le va bien, o se convierte en una de las muchas marcas que han sucumbido al entrar al mercado eléctrico.
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