Murió el cantante bolerista Lucho Gatica
Lucho Gatica, el chileno con voz de terciopelo que fue a disputar el reinado del bolero en la tierra de esa música y se consagró grabando éxitos como “El reloj”, “La barca” y “Contigo en la distancia”, falleció el martes en México. Tenía 90 años.
Familiares que incluyen a su hijo, el cantante y actor Luis Gatica, anunciaron el deceso en redes sociales. No proporcionaron una causa de inmediato.
“Buen viaje! Te amo…”, escribió Luis.
Su sobrino, el productor musical Humberto Gatica, dijo que Lucho “se ha ido, pero se ha ido a un lugar maravilloso donde se reúne con su familia, sus hermanos, padres”.
“Es una de las leyendas más significativas de nuestra tierra”, añadió en entrevista con radio Cooperativa.
Lucho Gatica nació el 11 de agosto de 1928 en Rancagua, 80 kilómetros al sur de Santiago. A los tres años perdió a su padre y desde entonces su madre debió esforzarse para criar modestamente a sus siete hijos.
Gatica llegó a ser un astro indiscutible de la música, pero cuando terminó su educación secundaria en Rancagua, al sur de Santiago, escogió un oficio muy distinto: técnico dental.
Su hermano mayor, Arturo, en cambio, se fue a la capital chilena y logró un espacio cantando en la principal radio de la época.
Luis “Lucho” no tardó en darse cuenta de que las placas dentales no eran lo suyo y partió a probar suerte en la música de la mano de su hermano, que le dio un lugar en su programa y un gran espaldarazo a su carrera artística.
Fue el emblemático locutor de radio Raúl Matas quien a fines de los años 40 lo acogió e impulsó su carrera al conectarlo con el trío Los Peregrinos, con el que grabó algunos de sus primeros boleros, entre ellos “Contigo en la distancia” del cubano César Portillo de la Luz.
Ese fue el inicio de dos carreras musicales diferentes: Arturo tuvo un éxito a medias, básicamente en Chile, mientras Lucho llegó a ser una figura mundial, calificado como el Rey del Bolero. Su aterciopelada voz dejó en la memoria de muchos temas que también incluyen “Solamente una vez”, “Piel canela”, “Tú me acostumbraste” y “Sinceridad”.
Lucho partió a México cuando apenas pisaba los 20 años con una meta que parecía absurda: imponerse en la tierra de los cantantes de boleros.
En los albores de la década de 1950 grabó “Bésame mucho” de Consuelo Velásquez, el primero de decenas de boleros que reventaron las listas de favoritos no solo en México sino también en otra fortaleza del género: Cuba.
Del Río Grande a la Patagonia, pronto Lucho Gatica fue una figura indiscutida. En su libro “La tía Julia y el escribidor”, Mario Vargas Llosa describió la idolatría de la que gozaba Gatica en Perú.
Las listas de discos favoritos en la España de los años 60 muestran repetidamente a Gatica compartiendo los primeros lugares con astros como Paul Anka o el Dúo Dinámico español.
Un centenar de álbumes consolidaron la carrera internacional más exitosa de un cantante chileno en cualquier época. Los elogios venían no solo de aficionados, sino de figuras como el español Julio Iglesias o el mexicano Luis Miguel. Muchos de los que compartían los éxitos de la época, como Leo Marini, Elvira Ríos y Olga Guillot, le profesaban abierta admiración.
“Para generaciones enteras, su voz ha sido parte de la intimidad y casi un sinónimo de amor… Es un hombre que ha transformado a muchos desconocidos en novios”, dijo la ministra de Educación chilena Mariana Aylwin, en 2002, al entregarle la Orden al Mérito Docente y Cultural Gabriela Mistral en el grado de Gran Oficial, instituida en reconocimiento al beneficio de la educación, la cultura y la docencia.
Su amplia galería de trofeos incluyó el Latin Grammy a la Excelencia Musical en el 2007.
También fue exitoso en Europa y Estados Unidos hasta que en los 60 la irrupción del rock en América Latina comenzó a desplazar al bolero y a Gatica, quien ya comenzaba a perder la voz que le había dado fama y fortuna.
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