¿Da mala suerte ver a la novia antes de la boda, que la novia lleve perlas o que el novio lleve la corbata torcida?
¿Superstición, costumbre o gesto romántico? No ver a la novia hasta llegar al altar es una tradición que pocos se atreven a desafiar. Conoce su origen y sus detalles, ¡y prepárate para esconder el vestido!
Las bodas son ocasiones tan importantes y mágicas, que han generado mitos y creencias que ya son parte de la cultura popular. No usar perlas porque atraen las lágrimas, que no se tuerza la corbata del novio, lanzar el ramo para saber de quién será la próxima boda… Y, por supuesto, que el novio no vea a su prometida antes de llegar al altar. La superstición ha dado paso a la tradición, ¿o habrá sido al revés?
Siguiendo la tradición, los novios deberán arreglarse para su boda en lugares distintos, para evitar que el novio vea inoportunamente a su prometida. Algunos dicen que es ver a la novia antes de la boda lo que puede dar mala suerte al matrimonio, y otros aseguran que no pasa nada siempre y cuando ella no lleve puesto el vestido.
Es por eso que la tradición va más allá del día de la boda y marca que el novio no debe ver el vestido de novia ni en fotos, por lo que las brides deben acudir solas a elegirlo y realizar las pruebas por su cuenta o en compañía de un círculo íntimo que debe hacer el juramento de no mostrar ninguna de las selfies que conmemoren estos momentos felices, por lo menos no hasta después de las nupcias.
Las costumbres y supersticiones de boda varían de país en país e incluso de una época a otra. El origen de esta tradición no tuvo el romance que cobró con el paso del tiempo: se originó cuando los matrimonios se arreglaban con fines económicos o sociales. Se prohibía que el novio y la novia se conocieran antes de la boda para evitar que tuvieran oportunidad de rechazarse y deshacer el acuerdo.
Con el tiempo, las razones para no ver a la novia con su vestido eran más bien leyendas sobre matrimonios que habían violado la regla y habían terminado poco tiempo después o por razones desafortunadas. Poco a poco, ocultar a la novia se convirtió en un rito alegre y descubrirla con su ajuar se volvió el momento más emocionante y emotivo para el novio.
Al margen de la superstición, la tradición de reservar el look de la novia en su boda es un gesto romántico. Tanto el novio como los invitados se quedan sin aliento cuando la novia hace su aparición. Así como muchas chicas sueñan con usar su vestido de novia, muchos hombres fantasean con el aspecto que tendrá su futura esposa en el gran día. El vestido de novia es un atuendo muy ansiado y admirado, y, como no hay dos novias iguales, nadie se cansa de admirar cada detalle.
Sin embargo, donde hay tradiciones también puede y debe haber renovación. Así, en los países anglosajones se lleva a cabo el “first look”: los novios, ya arreglados, se encuentran antes de la ceremonia religiosa para una sesión de fotografías. Es un momento íntimo en el que pueden hablar sobre sus emociones y las fotografías son emotivas y conmovedoras.
De alguna manera, se conserva la importancia de guardar en secreto el look y se convierte en un momento privado entre la pareja. Superstición, costumbre o romanticismo, no ver a la novia antes de boda es algo con lo que ambos novios deben estar de acuerdo. El éxito de su matrimonio no dependerá de si siguen al pie de la letra todas las tradiciones de una boda, sino de la fortaleza de su relación. Los novios deben cumplir con los rituales que elijan porque lo desean y les entusiasma. Sólo así podrán disfrutar plenamente cada instante de su gran día, y gozar su boda es lo que verdaderamente les dará buena suerte en su nuevo hogar.
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