POR MIGUEL ÁNGEL CID / Esperando el rebú de Abel se tragaron el lucio
POR MIGUEL ÁNGEL CID CID
Abel apostó a juego y más. Ganó. Los resultados de la Consulta Ciudadana morada exponen ante todos a un solo perdedor. Con la razón difusa transita en un vaivén entre el violeta y el verde, así que podría quedarse como perico en la estaca.
El Partido de la Liberación Dominicana pretende recuperar el gobierno. Se recuerda, Leonel Fernández lo dividió en octubre de 2019 para sacarlo del poder. Por derivación, heredó tres grandes retos: Primero, realizar el IX Congreso Ordinario José Joaquín Bidó Medina, para renovar la estructura dirigencial de la organización.
Segundo, participar de manera protagónica en las elecciones de 2020 para situarse en el sitial de partido líder de la oposición. Y tercero, realizar las primarias para elegir el candidato del partido a la presidencia de la República con miras en las elecciones de 2024.
El PLD, en consecuencia, salió airoso del primer desafío. Los nuevos adversarios del partido vaticinaron una debacle sin precedentes, tres años después siguen esperando la hecatombe. La agrupación política escogió los dirigentes de siempre, sumó un grupo nuevo, la matricula se elevó a más de mil en el Comité Central y a 45 en el Comité Político. Es decir, el IX Congreso se abstuvo de evaluar el trabajo de los dirigentes y cada quien se quedó en su mismo puesto.
Los jóvenes promovidos no pasan de ser un número más, mientras aprenden sobre la alta política harán de muchachos de manda’o.
Cierto que en las elecciones de 2020 el caudal de votos peledeistas sufrió un bajón significativo. Y que, con todo, el porcentaje rondó el 40% de los sufragios emitidos. Pero los verdes mutantes se quedaron por abajo del 5%. El contexto electoral expuesto presenta un paisaje purpura con ráfagas verdes. Los peledeistas salieron airosos del segundo duelo.
La pregunta que circulaba de boca en boca antes del domingo 16 de octubre era: ¿qué pasará con el PLD luego de las primarias internas?
Que si Abel pierde se va del partido, decían. Que Danilo va a imponer a Margarita, que ahí pasará lo que quiera Danilo, repetían. Los adivinos profetizaban la tumba fría para el PLD, se podían contar con los dedos de la mano los que creían lo contrario. Todos se tragaron el lucio.
Y ahora, después que las primarias les dio en la cara andan diciendo que el candidato de Danilo en vez Margarita, era Abel.
Las primarias –llamadas Consultas Ciudadanas para evitar violar la Ley electoral– se realizaron el domingo 16 de octubre pasado sin que aconteciera ningún incidente significativo. El ganador fue Abel Martínez Durán, alcalde de Santiago de los Caballeros.
Abel, por lo tanto, será el candidato peledeista en las elecciones presidenciales de 2024, se le suma una tarea que no es poquita cosa. Le corresponde –además de ganar la presidencia de la República– garantizar la unidad del partido. Pero si no gana, debería apuntalar el estatus actual de la organización como líder de la oposición para que en 2028 el PLD regrese al poder.
Que las primarias salieran a pedir de boca allana el camino hacia el poder y de paso, sopla un airecito de democracia interna. La victoria se divide entre Abel Martínez, el partido morado y Danilo Medina como presidente de la organización.
A lo externo, el único perdedor es el expresidente Leonel Fernández, reproducido en la Fuerza del Pueblo. Apostaron a que, la división de los peledeistas era asegura si Martínez Durán era derrotado. Y que las huestes moradas correrían despavoridas tras el líder y guía. Pero Abel se igualó al maestro y ahora desistirá de ser su discípulo.
El ciclón Abel, bien podrían dejar en mangas de camisa a Leonel Fernández y a la FUPU escarbando en los rincones a ver si encuentra una nueva estrategia frente al PLD.
El expresidente Danilo Medina, por su lado, seguirá pujando por su partido. Sin importar el ganador, él avaló el equilibrio interno entre Margarita Cedeño, Francisco Domínguez Brito y Abel Martínez. En tanto, Leonel busca las estrategias de campaña correctas para bajar de la estaca y subirse en el palo.
Y Danilo Medina saca el pecho.
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