Muere a los 27 años la periodista Olatz Vázquez, autora de los autorretratos, por un cáncer gástrico

La joven periodista vizcaína Olatz Vázquez ha muerto esta madrugada en su casa, a los 27 años, debido al cáncer gástrico que le fue diagnosticado en junio de 2020, según la ‘Cadena Ser’.

Los autorretratos le ayudaban a sobrellevar la incertidumbre. Olatz Vázquez, la periodista y fotógrafa que convirtió su cuenta de Twitter en una altavoz de su lucha contra el cáncer al que fue diagnosticada con retraso por culpa de la pandemia, ha muerto esta madrugada en su casa, a los 27 años, debido a la enfermedad que le fue diagnosticada en junio de 2020. En una entrevista a El Periódico, la joven comentó: «El cáncer me ha quitado el miedo a morir».

A lo largo de estos meses, Vázquez denunció en medios de comunicación y redes sociales ser una víctima colateral de la pandemia de covid-19: el estado de alarma del año pasado retrasó unos meses la endoscopia en la que le diagnosticaron, un tumor maligno en el estómago. Varios meses antes de la pandemia, Olatz se había sometido a varias a pruebas en que los médicos no lograban dar con su enfermedad.

Se describía en su pérfil de Twitter, cuya foto en blanco y negro y de espaldas era pura poesía así como el resto de su trabajo, como «Periodista y fotógrafa. Convivo con el cáncer y la quimioterapia. Soy la chica a la que James Rhodes le regaló su Leica. Olatz, se autorretraba a diario para sobrellevar, en sus propias palabras, los efectos de la pandemia. 

Vázquez, que en sus últimos meses fue tratada en el Hospital Vall d’Hebron (Barcelona), periodista y fotógrafa de formación, se hizo conocida en Twitter contando su historia. El músico James Rhodes le regaló una cámara de fotos Leica que utilizó la retratar los efectos del cáncer, como la pérdida de pelo o de peso. 

La última vez que escribió en sus redes sociales, Twitter e Instagram, fue el pasado 19 de agosto. Explicaba que estaba pasando por «semanas muy, muy, muy difíciles» en las que había estado ingresada un mes entero. «He perdido la noción del tiempo, si es que ahí dentro la tienes. He perdido kilos, aspecto, independencia.

Siento deciros que he perdido a la Olatz que era», escribía la joven. «Me he convertido en una persona totalmente dependiente de los míos, ya que vivo 24/7 conectada a alimentación parententeal y una vía nasogástrica». En ese momento se encontraba hospitalizada en su propia casa, en Sopela (Vizcaya), y ya no estaba en tratamiento, después que el experimental que le administraron en Vall d’Hebron no fuera suficiente.

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