Balbiche se marchó hacia el otro lado de la vida, en la carrosa de muerte que hoy recorre calles y carreteras
Se nos fue Balbiche en la oscuridad de la noche del domingo amanecer lunes. En vida nadie lo llamó por su nombre de pila, Balbino Hernández Perozo, hijo de otro personaje yumero, El Vale, quien llevaba como nombre de pila Daniel Hernández Núñez, esposo de doña Amancia Perozo.
Barbiche era aquel muchacho servicial y buena gente que de joven se ganaba la vida haciendo pequeños trabajos que iban desde la agricultura, albañilería, carpintería, limpieza de un patio, cuidar una casa o hacer un mandado por encargo, siempre correcto, educado, y respetuoso.
Fue de los primeros fundadores del barrio Las Flores, entonces conocido como La Lomita, allí creció, envejeció y murió sin que la vida le diera grandes oportunidades, apañándose en el día a día, y levantando honrosamente una familia de cuatro hijos con su pareja de toda una vida, doña Mela García.
Su muerte no provocó ruidos mediáticos en las redes sociales. Se fue como vino, sin alborotos ni aplausos. Siempre humilde.
Aquel muchacho hacendoso, dócil y bien hablado dejó el mundo de los vivos a la edad incierta de sesenta y tantos años; y puede decirse sin dudas que un hombre de bien se marchó y si hay algo más allá de la vida, Balbiche debe ser bien recibido y compensado en la gloria, a donde son bienvenidos los buenos.
Sus restos fueron sepultados ayer en el Cementerio Municipal de San Rafael del Yuma.
Gracias Balbiche, por haber sido nuestro amigo.
Paz a tu alma.
Norma y Denis.
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