Lenguaje de términos de economía para periodistas
POR RAFAEL PERALTA ROMERO
La primera herramienta que debe dominar un profesional de la comunicación social es su lengua. En nuestro caso, el español. Ese conocimiento de su lengua, unido a otros esfuerzos le facilitará al comunicador decodificar otros lenguajes y hacerlos asimilables a lectores y oyentes.
Cada actividad, sea ciencia o no, sea profesión o no, tiene una terminología que no necesariamente estará al alcance de todos, aunque de manera individual cada uno tendrá que comprender cuando reparadores de automóvil, de equipos eléctricos, de muebles o de cañerías hogareñas nos cantan un diagnóstico y recomiendan las piezas a comprar para reparar el bien de que se trate.
Técnicamente se llama argot al conjunto de términos propios de un oficio o actividad, pero el común de la gente suele llamar a esto lenguaje. Es así como se percibe que toda profesión tiene su lenguaje. Precisamente, el lenguaje de los economistas despierta cierta ojeriza porque muchos dicen no entenderlo.
Pasa lo mismo con el lenguaje poético, con el cual colinda la terminología económica en expresiones como crecimiento negativo, dinero líquido, dinero plástico, dinero sucio o capital humano, cada una de las cuales reviste un apreciable sentido metafórico.
El lenguaje de los economistas, a diferencia de los lenguajes de otras ciencias o actividades humanas, demanda un especial cuidado de parte de quienes hemos escogido como medio de vida informar y orientar a la sociedad en torno a lo que pasa aquí y en otras latitudes.
La economía es uno de los ejes en torno a los cuales gira la marcha del mundo. Las condiciones de existencia de los seres humanos, la alimentación, la salud, la educación, el esparcimiento y hasta las relaciones amorosas están definitivamente marcados por la economía.
Bien hacen las autoridades del Banco Central en propiciar este diplomado en economía para periodistas, pues nos corresponde un rol de intermediación, así se dice en la economía, para llevar al público el acontecer en esta fundamental práctica que involucra en primer término al Estado y a todos los actores vinculados a la producción de bienes.
En la teoría de la comunicación suele repetirse una afirmación según la cual: El especialista sabe más del asunto, pero el periodista lo dice mejor. El alcance de esa capacidad es un importante reto para los periodistas, pues tenemos que hacernos entender de los profanos en la materia de que se trate, sin traicionar el contenido de lo expresado por el experto entrevistado, sobre todo si se trata de médico o un economista.
(Extracto de mi discurso en nombre de los participantes en el diplomado en economía para periodistas ofrecido por el Banco Central).
rafaelperaltar@gmail.com
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