Voces de los animales…y a veces de las personas

POR RAFAEL PERALTA ROMERO

rafaelpraltar@gmail.com

 Hay quienes creen que los animales hablan, pero la verdad es que esa facultad es exclusiva de los humanos.  Los seres irracionales emiten sonidos  que podrían servirles  para su comunicación con los de su especie, para defenderse de ataques o para lucírsela  mostrando sus destrezas congénitas.

¿Qué les parece un repasito a las voces de los animales desde el punto de vista de la lingüística?   Primero recordemos que la onomatopeya  es una figura del lenguaje que consiste en la formación de una palabra por imitación del sonido de aquello que designa. Las voces de los animales han dado lugar a palabras formadas por esta figura.

Empezamos por el  rebuzno, que es la voz del asno o burro. El verbo es rebuznar. Tiene un sinónimo: roznido, que deriva del verbo roznar.  En otra acepción se refiere a “Comer con ruido”.

Mugido  es la voz del toro y de la vaca. El verbo es mugir. En sentido figurado se le atribuye  este sonido al viento o el mar y también a personas en manifestación de ira con gritos.

Bramar  es dar bramidos. El Diccionario académico apunta: Dicho de una persona: Manifestar con voces articuladas o inarticuladas y con extraordinaria violencia la ira de que está poseída. Pero se denomina  bramido, además, la voz  del toro, del ciervo y de otros animales salvajes.

Ladrido es la acción de  ladrar.  Voz que emite con fuerza el perro, más o menos parecida a la onomatopeya guau. Pero esta criatura,  la más comunicativa del reino animal, emite también  el  gruñido, del verbo gruñir, que consiste en mostrar disgusto y repugnancia, murmurando entre dientes. Cuando el perro gruñe, amenaza.

El  gruñido puede proceder de otros animales, de acuerdo al Diccionario, entre ellos el cerdo.  “Voz ronca del perro u otros animales cuando amenazan”.

Una tercera  forma de expresión del perro  es aullar.   Dar aullidos. El aullido  es voz triste y prolongada del lobo, el perro y otros animales.  Diversas creencias ha generado en el pueblo dominicano el aullido de los perros en la madrugada.

Grandotes y pesados, los elefantes tienen su voz  y se nombra con una palabra tan tierna que no le parece propia: barrito. Parece que solo ellos conjugan el verbo barritar. Deriva del latín  barrītus.

El berrido, de berrar o berrear, es la voz del becerro y otros animales que berrean. Pero también es un grito desaforado de persona. En el habla dominicana, el berrear se le atribuye al chivo, pero el Diccionario no lo menciona en esta función. Y tanto explica de berrear  que mire esto: Dicho de ciertos animales, como el becerro: Dar berridos.2. intr. Dicho de un niño: Llorar o gritar desaforadamente.3. Dicho de una persona: Gritar o cantar desafinando.

Quien da balidos, bala.  Eso hacen el carnero, el cordero, la oveja, la cabra, el gamo y el ciervo. Ya ven, la cabra bala, y como la cabra es la hembra del cabro, que es lo mismo que chivo, el chivo bala.

Pocos dudarán que el sonido emitido por el gato se llama maullido, del verbo maullar. Nadie le toma prestada la palabra que identifica su voz. Lo que sí ocurre con el león y su verbo rugir. Observe lo que se dice: 1. intr. Dicho del león: bramar (‖ dar bramidos).2. intr. Dicho de una persona enojada: bramar (‖ manifestar con voces la ira). 3. intr. Crujir o rechinar, y hacer ruido fuerte. Pero, el rugido es la voz del león.

El relincho identifica al caballo cuando emite con fuerza su voz. Relinchar  es el verbo. Ya ven, los animales emiten voces que en unos casos coinciden con las del humano, cuando –por algunas actitudes-  disminuye su condición.

 

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