En Boca de Yuma el plástico y el sargazo inquietan porque dañan el mar, alejan la pesca y a los turistas
BOCA DE YUMA. La cantidad de basura plástica que llega a Boca de Yuma inquieta a esa comunidad costera, enclavada en la orilla del Parque del Este, en la provincia La Altagracia.
Su población de unos 8 mil habitantes, (estimaciones de la Junta Distrital) tiene en la pesca su principal sustento. Las otras actividades productivas también dependen del mar: el servicio de comida y las excursiones en botes a través del Río Yuma para ver los vestigios de un muelle que permanece destartalado desde que el huracán George azotó el país en 1998, la réplica del Barco Pirata o la Cueva del Pirata Cofresí.
Los hombres del municipio, casi todos con la piel tostada, dependen del mar, y por eso su preocupación por los desperdicios, sobre todo plásticos, que llegan a Boca de Yuma desde Higüey. Saben que necesitan un mar limpio para poder hacer lo que hacen: pescar; aunque pocos conocen en detalle los datos que aportan organizaciones como la Naciones Unidas de que alrededor de 13 millones de toneladas de plásticos llegan a los océanos cada año y que eso afecta la biodiversidad, la economía y la salud humana.
La situación en Boca de Yuma se complica con el sargazo que le deposita el mar en cantidad descomunal y ante la inercia de una parte del personal de limpieza de la playa que ha optado por no realizar su tarea porque no le pagan lo suficiente ni a tiempo, según las quejas de algunos.
“Esta semana no ha llegado mucho plástico, pero cuando el río sube, es por montones”, dice Modesto Alcalá, pescador y colmadero. Sin embargo, detrás de los arrecifes se pueden ver montículos dispersos de botellas plásticas. También se observan algunos en el propio río, sobre todo en el paso del afluente por la comunidad de San Rafael de Yuma, a unos 10 kilómetros de la desembocadura.
“Ahora no se ve mucho porque una persona lo limpió, pero cuándo el río sube, es por camiones que sacamos los plásticos”, comenta Víctor José Mota, en representación del director del Distrito Municipal de Boca de Yuma, donde se desempeña como tesorero.
Afirma que ocasiones han tenido que realizar operativos para limpiar la costa de tanta basura que llega. La última gran “invasión” se produjo hace un mes, con la última crecida del río Yuma y sacaron de la orilla alrededor de cinco camiones de desechos.
Mota, que se queja de que la comunidad es el vertedero de Higüey, dice pagar unos RD$6,000 mensuales a una persona para que limpie la costa de la playa. Ese monto también lo paga a otras cinco personas para la limpieza de la Playa Blanca, a la que se llega en bote desde la comunidad. Pero en el casi un kilómetro de extensión de esa playa, el plástico se combina con los restos de algas para dibujar una franja en la arena.
“La gente no va a limpiar, porque no le están pagando” afirma Manuel del Rosario que –asegura- trabajaba para el Viceministerio de Turismo y lo dejó por falta de pago. “Es que ellos no pueden pretender que con RD$6,000 pesos uno esté todos los días limpiando”.
De la queja se hace eco Julián Montero, un capitán de botes que se gana la vida haciendo paseos por el río. Necesita que limpien, sobre todo el alga, que ahora los arropa. El viento del sur se ha encargado de traerla a sus costas durante todo el año y el cúmulo le dificulta mover las embarcaciones.
“Así como está, uno no puede casi sacar los botes porque hay que remar mucho y no se avanza, pero si el bote es de motor, entonces se le daña la transmisión porque el sargazo se enreda en las hélices”, comenta.
Recuerda que hace una semana, llegó tanto sargazo, que tuvieron que usar una cuerda para poder llevar los botes de los pescadores hasta la orilla. El panorama asusta y aleja a los turistas, y otras veces, ellos toman la decisión de no salir a navegar para evitar los daños, comenta Montero, miembro de la Asociación Malecón Tours, que agrupa a los hombres de botes en la comunidad.
Comments are closed here.