Pamela tenía 20 años cuando conoció el “amor”, o eso fue lo que ella pensaba, pues al hombre que la enamoró perdidamente sólo le tomó tres meses cautivarla y robarse su corazón. Al principio la trataba como una princesa, fiestas, flores, manjares y mariachis fue la estrategia para conquistar a esta humilde muchacha.

De pronto Lino Flores Merino, su novio, cambió radicalmente ahora era posesivo e intentó convencerla de que se fueran a vivir con él a su casa en Tenancingo, Tlaxcala pero ella no quiso lo rechazó y él molesto la abofeteo, esto provocó que Pamela lo terminara y se alejará de él para siempre.

Pero las cosas no se iban a quedar así, un día mientras caminaba por el zócalo de la capital poblana su ex la amenaza con una navaja y a punta de violencia la sube a un taxi rumbo a Tlaxcala, ahí comienza a torturarla psicológica y físicamente. Su primer noche como prostituta, Pamela es obligada a tener sexo con 30 hombres.

Así fue su vida durante tres, larguísimos, años. Los estados donde la llevaron a prostituirse fue Veracruz, Tlaxcala, Puebla y finalmente a la Ciudad de México, donde la obligaron a prostituirse en el barrio de La Merced y sino cubría la cuota diaria, 3 mil o 5 mil pesos según los que estableciera su proxeneta, a cambio recibía golpe y la dejaban sin comer. Un buen día su suerte cambió pues una llamada anónima la salvo del infierno en el que vivía.