¿Qué les pasa los hombres que maltratan y matan a las mujeres?
Los recientes casos de feminicidios ocurridos en San Rafael del Yuma, Higüey, La Vega, Santiago, San Pedro de Macorís, El Seibo, Santo Domingo, en sus diferentes Municipios y el país, perpetrados por hombres en los que ha estado comprometida la integridad y la vida de muchas mujeres, niños y niñas coloca principalmente al hombre como actor del problema de la violencia contra las mujeres.
En segundo lugar, está la ineficacia del Estado y la fuerza pública para enfrentarla, prevenirla y castigarla, y brindar la mayor protección y atención a las mujeres que son víctimas de estos hombres violentos y abusadores.
Estos hombres celosos, rabiosos, posesivos, y machistas que se creen dueños de las mujeres ya sean estas sus madres, novias o exnovias, esposas o exposas, hijas e hijastras, queridas o amantes, las maltratan, violan y abusan, castigan, golpean, ahogan, disparan y apuñalan cruel e insistentemente como forma de resolver sus diferencias y conflictos, de mostrarles que son sus dueños, y que estas, les deben respeto y obediencia y finalmente, para no enfrentar su responsabilidad frente a la sociedad, muchos se SUICIDAN.
Tan pronto la mujer identifica el perfil violento y el sentido de propiedad del hombre con quien convive tiene que apartarse, poner distancia, terminar esas relaciones antes de que él termine con la vida ella y familia.
Estos hombres que se muestran como buenos y que aman a “sus mujeres” y que son no incapaces de matar una mosca, actúan bajo los efectos del alcohol, la rabia, la prepotencia y la dominación y esta actitud encaja el perfil psicológico de hombres que mataron a sus esposas.
Estos matadores de mujeres tienen rasgos de “psicópata integrado”: hombres con posición y reconocimiento dentro de la sociedad, aparentemente impecables y encantadores, sin antecedentes. Narcisistas. Manipuladores.
Con gran habilidad para mentir. No respetan los derechos de los otros. No tienen consideración por el dolor ajeno. “‘Objetivizan’ a la víctima: para ellos, su esposa o su compañera es un títere que pueden manejar a su antojo, para sus intereses personales; es un objeto que les sirve para mostrar, o para tener un hijo y una familia”.
La violencia de género es un crimen por convicción. El agresor aplica la violencia para mantener el comportamiento de la mujer dentro de unos parámetros que responden, exclusivamente, a la voluntad del hombre.
De esta manera, el agresor está convencido de su legitimación para utilizar la violencia con el fin de lograr que la mujer se comporte conforme a un interés determinado.
Mientras estos hombres insisten en mantener y ejercer esta brutal violencia contra las mujeres, las propias mujeres y muchos hombres no violentos, junto al gobierno, las organizaciones sociales, y los medios de comunicación, nacionales e internacionales seguiremos diciendo y exigiendo a una sola voz que ¡CESE LA VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES!
(Autor: Edilberto Noguera Meléndez, Revista Q’hubo, editado y adaptado por Denis Mota)
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