Lucimiento de Lucía

POR RAFAEL PERALTA ROMERO

No solo buscaba lucírsela, cuando  emitió su  proclama  conminatoria a los servidores públicos de  repostular a su hermano  para el cargo que ocupa desde hace siete años. Lo suyo fue un grito desesperado. A Lucía la impulsó  el interés de permanecer en el goloso disfrute del poder, al estilo de como lo han hecho sus compañeros de partido: sin pudor ni rubor.

Aunque lucía lúcida, con esa declaración pareció que  a Lucía se le hubieran aflojado los soportes del comedimiento y la cordura. El lucimiento de Lucía  cosechó el mérito  de haber removido apetencias de quienes quieren seguir, además de que disminuyó rubores y animó la disminuida  llama reeleccionista.

Desde luego, el hermano de Lucía no la desmiente ni desautoriza, pero tampoco se da por enterado de la gravedad que encierra  lo dicho por una persona de su entorno familiar, no se percata de la magnitud de tal indelicadeza. “Si algo pasó, yo no estaba ahí”,  cantará, como Daniel Santos, el discreto arroyocanense.

Ya  antes, de la luminosa mente de Lucía había volado una crítica  al artículo de la Constitución que impide  a su hermano  nueva postulación para  el cargo que ocupa desde hace siete años, para el cual fue elegido por un cuatrienio. La vigésima disposición transitoria, contenida en el Título XV, capítulo II, señala:

“En el caso de que el Presidente de la República correspondiente al período constitucional 2012-2016 sea candidato al mismo cargo para el período constitucional 2016-2020, no podrá presentarse para el siguiente período ni a ningún otro período, así como tampoco a la Vicepresidencia de la República”.

Aquella  vez  se lució reprochando que en el texto constitucional solo faltara que incluyeran el nombre de su hermano para que dijera –más explícitamente- que  éste no podía ser candidato presidencial en 2020. Elegido en 2016, el hermano de Lucía se hizo arreglar la Carta Magna para conseguir otros cuatro años. Pero no más.

La razón que tiene Lucía para reclamar a empleados públicos, botellas y bocinas que apoyen la repostulación  de su hermano es la presunta aceptación con que cuenta el actual mandatario. La merma en la lucidez de Lucia  ocurre cuando confunde la República Dominicana con un patrimonio  grupal o quizá familiar, lo que la lleva a colocar sus deseos por encima del interés nacional, por encima de la Constitución y por encima del decoro.

Una cosa es cierta: el lucimiento de Lucía demuestra  que no es “Tan lánguida, tan leve ni tan sublime”, como otra Lucía,  y que siempre trae algo en la mochila – no usé el plural “mochilas”- y lo que carga  -en la mochila- suele ser pesado.

rafaelperaltar@gmail.com

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