Escribir patria con minúscula no afecta el amor patrio

 

POR RAFAEL PERALTA ROMERO

rafaelperaltar@gmail.com

Ojalá no  resulte  sacrílego  tratar la palabra /patria/ desde el punto de vista gramatical. Tanto sentimiento, tanto fervor, tanta justa exaltación en torno a este concepto, quizá no  merezcan que el vocablo sea visto solamente por su sentido denotativo.

Visto por su valor semántico estricto, el sustantivo patria significa: “ 1. f. Tierra natal o adoptiva ordenada como nación, a la que se siente ligado el ser humano por vínculos jurídicos, históricos y afectivos. 2. f. Lugar, ciudad o país en que se ha nacido”.

También funciona como adjetivo, y así  soporta  el accidente de género: patrio, tria. “Perteneciente o relativo a la patria”. El uso adjetival  se remonta a los tiempos de la Independencia, pues  de Juan Pablo Duarte  se conoce la expresión “…libertades patrias”, además  queda evidenciado en el nombre de la Comisión de Efemérides Patrias. En fiestas patrias, fechas patrias, símbolos patrios, guerra patria, suelo patrio (dispensada la redundancia)   se ha dado cabida al adjetivo patrio, patria.

En su empleo como sustantivo es que el vocablo patria se presta a la connotación, fenómeno lingüístico contrario a la denotación. Es decir, nos apartamos del concepto  localidad, lugar donde nacimos,  espacio físico. El vocablo asume entonces  un  valor ideológico, más que territorial.

Esta  valoración de Carmen Imbert Brugal, abogada y escritora,  lo confirma: “La patria es sentimiento, también realidad con kilómetros, símbolos, Constitución y defensa. La patria es cultura” (Hoy, 25-2-19).

Tahíra Vargas, que es antropóloga, considera: “Entendemos que la patria se encuentra en la vida cotidiana de nuestro pueblo, la riqueza y diversidad cultural presente en nuestra cotidianidad desde: costumbres, sincretismo mágico-religioso, celebraciones de carnavales y gagá, construcción de redes y tejido social informal de solidaridad y apoyo mutuo, solidaridad entre mujeres en casos de violencia y abusos sexuales, promoción de cambios culturales de nuestros jóvenes a través de distintas expresiones musicales, la visibilización y reforzamiento de los rasgos físicos y corpóreos de la afrodescendencia, indígena-descendencia y raíces caribeñas.” (Hoy 23-2-19).

Rafael Acevedo, sociólogo,  dedica a Carmen Imbert y Tahira Vargas  su reciente artículo titulado “La Patria, Tierra Prometida”, porque, pese a leve variación con esas autoras,  se vale de lo ideológico para definir la voz patria: “La patria es el futuro, el devenir, el derecho que nuestros antepasados nos dieron de construir y rehacerla cada día. Y de luchar y pelear por ella”. (Hoy, 27-219).

De los poetas siempre ha de esperarse una visión  de las cosas diferente  a la que puede mostrar un científico o un hombre común.  René Del Risco Bermúdez, por ejemplo,  humaniza y personaliza  la patria y pese a lo incómodo de introducir cifras en un poema, se refiere a la dimensión geográfica de nuestro  territorio. Es decir que no obstante la visión simbólica,  recuerda el sentido de patria como el lugar donde hemos nacido.

Patria, no sé por qué, / pero se me hace/ como que estas medio bronca a veces,/  que te disgusta esto/ que dejarte vivir gratuitamente/ (48 mil kilómetros de nombre)/  para que un día,/ el menos pensado, quizás,/ alguien se ajuste el keppis y diga, / como si tu no fueras de carne y hueso, patria” (fragmento del poema Oye, Patria).

Pedro Mir en su muy citado poema “Si alguien quiere saber cuál es mi patria” no prescinde del sentido de que patria es un lugar:

“Si alguien quiere saber cuál es mi patria
no la busque, no pregunte por ella”…

La  reafirmación   de ese concepto  ocurre también  en la definición  que registra el Diccionario académico de patria chica.1. f. Lugar, pueblo, ciudad o región en que se ha nacido.

Ya ven, hay patria para todo.

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